I love... los idiomas

Casi todos los españoles de cierta edad tenemos una asignatura pendiente: el inglés.

A propósito, el otro día, me contaron una anécdota que protagonizó, hace un tiempo, un político bastante conocido en el aeropuerto de un país lejano. El personaje no hablaba inglés entonces, y al pasar el control de seguridad, supongo que ya no estaba en la cresta de la ola, le advirtieron en inglés que se quitara el cinturón. Él entendió los pantalones. El "striptease" no prosperó gracias a la intervención de un acompañante.

Bromas aparte, es práctico entenderse en este idioma, uno de los más hablados en el mundo. Por otro lado, según los expertos, el aprendizaje de un idioma en la madurez nos ayuda a mantener el cerebro en forma. Importante.
Además, da mucho gusto expresarse en otra lengua aunque sea macarrónicamente y disfrutar de una película o un artículo en versión original. Sin duda, te sientes menos limitado.

Ponerse a estudiar cualquier idioma cuesta, pero los pequeños avances son muy gratificantes y merece la pena.
Dije a principios de año que uno de mis propósitos era mejorar mi inglés y lo estoy cumpliendo. De momento, repaso, pero ya tengo preparada una novelita en la mesilla.

Últimamente, también practico un extraño método con una de mis nietas: yo lanzo frases en voz alta como "My name is Isabel, what´s your name?", "This is a table, what is that?" Y ella, que tiene 5 años y ya sabe algunas palabras, me responde siempre lo mismo dándose mucha importancia: " Of coooourse".

Aparentemente, es un juego que no conduce a nada. Pero en realidad, se trata de un código secreto para decirnos lo mucho que nos queremos. Y lo más sorprendente es que nuestra "conver" ha despertado en mi nieta una auténtica pasión por aprender a hablar en inglés. My God!