La suegra y el e-mail

Tengo la suerte de tener buenas amigas. Ellas me cuentan..., yo les cuento... Nos reímos, protestamos, ponemos orden en el mundo... Pero lo mejor de esta relación de amistad es que nos enriquece.

Hace poco, una de mis amigas me hizo una confidencia que me emocionó porque era el desenlace que nunca hubiera imaginado de una historia que yo conocía paso a paso.

Mi amiga "A" tenía un problemilla de suegra. Lo típico: no acababa de entender a su nuera, no había feeling... Y la verdad es que no pasaba nada entre ellas, salvo algún silencio gélido, algún mal entendido, fruto del desconocimiento mutuo... Porque mi amiga tiene muy buena voluntad, y su nuera es estupenda.

Tristeza y frustración por una parte, aunque "A" , que quería ser la suegra perfecta, siempre conservó el propósito de afrontar de forma positiva la situación.

Por la otra parte, tal vez, falta de seguridad, propia de la juventud, o algo tan primitivo como la defensa del territorio. Probablemente, las dos han sido víctimas de los tópicos y se han sentido amenazadas sin amenazas. Y es que aprendemos los roles importantes de nuestra vida a fuerza de equivocaciones.

Un día más de esos días "fríos", "A" recibió un e-mail sorprendente de su nuera: parecía un "tratado de paz" pero en realidad era una declaración de afecto y admiración que hizo llorar de alegría a mi amiga. Y eso que "A" no es llorona.
Desde ese momento, su relación es buena y sus frecuentes correos, geniales. No existen barreras: se han encontrado dos amigas.

¡Cuánto me alegro por estas dos mujeres que adoran a un mismo hombre de forma tan diferente!

Confieso que he empezado a enviar e-mails a mis nueras: información interesante, noticias divertidas, recetas de cocina, avisos... ¡Y nos funciona!