La prevención empieza por uno mismo y visto lo visto, mejor cuidarse

Una mayoría coincide en que cuidarse es importante y posiblemente también coincidirá en que, a veces, cuesta empezar ese movimiento que transformará intenciones en acciones saludables. El verano, es una estación que invita a cuidarse. La vida al aire libre, el colorido desbordándose, los aromas solariegos impregnando el ambiente, todo alienta sanas costumbres: solemos dormir más, movernos más y nutrirnos mejor. El descanso, el movimiento, la nutrición, son pilares para la salud, a cualquier edad. Los cambios de hábitos sanos logrados en verano, se deberían tornar rutina en otoño incorporándolos al día a día. La mente y el cuerpo requieren total atención, son los que nos permiten vivir y actuar: la prevención empieza por uno mismo. Debemos cuidarnos. 

Y, visto lo visto, si analizamos los discursos de los responsables políticos en materia de salud, si consideramos la tendencia demográfica, el cuidarse, es una buena inversión de presente y de futuro, no solo para uno mismo, también para el mantenimiento del Estado del Bienestar. El Estado del Bienestar no se puede perder, pero está en riesgo de quiebra. No lo agotemos con insignificancias que podemos tratar nosotros. Algunos políticos, cierto que con miras muy cortas, solo saben hablar de crear recursos: camas hospitalarias, camas de residencia, etcétera. Y hacer caridad. ¿Desean que haya cada vez haya más enfermos? ¿Nos querrán empobrecer? 

En paralelo, es de lamentar que la prevención, la investigación y educación para la salud, sean palabras prohibidas para estos dirigentes, los mismos que prometen más hospitales y limosna. Ello, para no generalizar, en los que copan por activa o por pasiva, los programas de radio y televisión. Por activa porque pontifican de plató en plató y por pasiva porque los tertulianos solo hablan de las pontificaciones. Así pues, lo que ayudaría a mantenernos más sanos, a evitar consultas e ingresos hospitalarios y residenciales, a ganar autonomía individual, no interesa. 

Claro, la prevención, la investigación, la educación para la salud, no vende porque los beneficios se obtienen a medio, largo plazo y normalmente, los disfruta el que no los ha promovido así que el ciudadano sol puede esperar acciones cortoplacistas. 

En el sistema sanitario existen cuatro grandes áreas que se retroalimentan: la prevención, la asistencia, la investigación y la docencia.  Mientras la prevención, la investigación y la docencia, a los políticos se les cae siempre de la escena, para los profesionales son las áreas clave para generar conocimiento permitiendo mejorar la asistencia, incluso evitarla. No se confunda evitarla, prevenirla, con denegarla. El evitarla, prevenirla implica que ha mejorado la salud de los miembros de una sociedad y por tanto, las personas gozan de salud. 

En la vida, la enfermedad se presenta muchas veces. Dependerá de cómo uno se cuide para que  la enfermedad encuentre un cuerpo fuerte, capaz de responder positivamente al tratamiento y recuperarse o un cuerpo debilitado que será pasto de malestares. Nuestra salud, nuestro bienestar físico y psíquico, en primera instancia, son cosa nuestra. Debemos cuidarnos para gozar de la mejor salud. Solo cuando los problemas o las dolencias superan nuestra propia capacidad de rehacernos, que también ocurre, acudiremos a los profesionales que, con su conocimiento, nos ayudarán a recuperar la salud y el bienestar. Sin embargo, siendo prácticos, cuanto menos necesitemos acudir a ellos mucho mejor porque ello significaría que vivimos sanos.