'Tótum revolútum'

El mundo anda revuelto. Y en esta especie de caos, a mí, que vivo y gozo intensamente mi condición de abuela, me preocupan tantos niños y niñas, pequeños y adolescentes, que sufren, víctimas de guerras, abusos, abandono, hambre, enfermedades... (podemos seguir añadiendo horrores).

Algunos han debido de olvidar que los niños son lo más preciado y delicado que tenemos.

Aparte de las desgracias que vienen sin llamarlas y de los caprichos de la suerte, poco fiable compañera de fatigas, lo cierto es que entre todos  "fabricamos" la realidad diaria, bien o mal. Afortunadamente, cada día que amanece nos ofrece  una oportunidad para rectificar... Por eso, aunque la capacidad para desenredar la madeja de los grandes problemas no esté en nuestras manos anónimas, también contamos con ciertos mecanismos para paliar las tragedias del  presente y, sobre todo, para "mimar" el porvenir. Creo en la Educación.

Naturalmente, criar y educar a los hijos es tarea de los padres y de las madres, pero también los informan y forman la escuela y "la tribu", y ahí estamos los abuelos, conscientes de los nuevos retos, con nuestra experiencia a cuestas y la sensibilidad que dan los años.

Me anima pensar que algo de ese futuro con el que soñamos lo van a construir nuestros privilegiados nietos, si sabemos llenar su corazón de valores.

"Hagamos el propósito de poner a los niños en el centro de todo lo que hacemos".  (Nelson Mandela).