Juguetes nada tecnológicos
Como tantas niñas de mi época, yo fui a un colegio de monjas, donde nos educaban para ser señoritas con una sólida cultura general y saber estar. Nos animaban a estudiar tanto como a ser buenas hijas y futuras buenas esposas y madres. Llevábamos un uniforme que tenía que estar siempre impecable y, no sé cómo, ¡lo conseguíamos!
Con las amigas, quedábamos para jugar juntas siempre que podíamos. Y queríamos ser lo más iguales posible, dentro del grupo. Por eso, solíamos pedir los mismos juguetes. En 1961 todas pedimos para Reyes un diábolo, y nos lo trajeron. Por eso estamos en la foto posando muy orgullosas cada una con su diábolo.
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