Fiestas y celebraciones
En el pueblo el festejo más importante del año era San Miguel Arcángel, que no es el 29 de septiembre sino el 8 de mayo. Esa era la fiesta mayor, con una orquesta para el baile del santo y una tradición que se mantiene aún hoy: la víspera los cofrades repartían pan, vino y queso.
Otro momento muy celebrado, especialmente para los chicos jóvenes, era el sorteo de los quintos en enero. Los jóvenes que cumplían 20 años y se iban a ir a la mili estrenaban traje con ese motivo. Era todo un acontecimiento en sus vidas.
La Semana Santa era muy solemne. Las chicas nos vestíamos de serranas, con el traje típico regional, y cada año jóvenes «pedidoras» salían a postular o a hacer cuestación durante toda la cuaresma y hasta la Pascua de Resurrección.
Luego estaban los ritos religiosos individuales: bautismo, eucaristía, confirmación... Las familias se esforzaban por celebrarlos lo mejor posible. Igual que ahora, los cumpleaños se celebraban en familia: con los tíos, primos...
La matanza también era un momento de reunión general, porque daba mucho trabajo y no sobraba la colaboración de nadie.
Las navidades también eran muy familiares. La mañana de Nochebuena los niños pedíamos el aguinaldo casa por casa y nos daban una mandarina, una nuez, una castaña... Después de la cena, íbamos a la misa del gallo. Y el día de Reyes siempre había algún juguetito, alguna muñeca... Nunca faltaba el regalo en el zapato, que a veces, para los niños, era una riquísima anguila de mazapán.
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