Heroínas de papel
A las niñas les gustaban mucho algunos personajes creados especialmente para ellas, como la entonces ya clásica Celia.
En los 50, la autora Borita Casas creó el personaje de Antoñita, cuya fantasía le valió el sobrenombre de «la fantástica». Antoñita era una burguesita madrileña rodeada de comodidades de las que carecía la mayoría: casa amplia en zona céntrica, servicio doméstico -«la chacha» y una cocinera-, vacaciones, algún viaje incluso en avión. Eso no impedía que la joven mamá de Antoñita aludiera a «lo cara que está la vida» y pusiera en práctica formas de ahorro como remodelación de vestidos usados, porque efectivamente eso estaba a la orden del día incluso en las familias acomodadas.
Otro personaje que agradaba mucho a las niñas era Mari Pepa, personaje pensado para pequeñas lectoras de 6 a 10 años, rubia, con ojos expresivos, con una divertida inteligencia, que va a un colegio de monjas y tiene institutriz. n
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