Tábano presenta: 'Castañuela 70'
Según la RAE, tábano (del latín tabanus) es un "insecto díptero, del suborden de los Braquíceros, de dos a tres centímetros de longitud y de color pardo, que molesta con sus picaduras principalmente a las caballerías"; coloquialmente, "persona molesta o pesada". Pues siguiendo al pie de la letra esa definición es fácil hacerse una idea de lo que representaba, en la España de principios de los 70, el grupo de teatro independiente Tábano.
Nacido en 1968, de la mano de gente que se perfilaba como grandes personajes de la escena teatral, como Juan Margallo, Enriqueta Carballeira, José Luis Alonso y Alberto Alonso, Tábano era una interesante propuesta escénica que nos despertó del letargo con su primer montaje: "Castañuela 70", un espectáculo a medio camino entre la revista musical y la comedia bufa que, con un sentido del humor ácido e irreverente, parodiaba la España de los últimos años de la Dictadura.
Quienes tuvimos la suerte de poder asistir a algunas de las funciones de aquella bofetada teatral al Régimen disfrutamos de lo lindo con ese divertido ejercicio de ironía, que tuvo un gran impacto popular y, por ende, enseguida se convirtió en un espectáculo de culto. Pero, claro, como no parece difícil imaginar, las "autoridades competentes" tardaron poco en echar el cierre a semejante "irreverencia". De hecho, el 28 de septiembre de 1970, después de 74 representaciones en el Teatro de la Comedia de Madrid y un total de 51.833 espectadores, "Castañuela 70" fue definitivamente prohibida, para disgusto e incredulidad (relativa) de los que no habían logrado ir a verla; bueno, ¡y para entusiasmo de los extremistas que amenazaban con asaltar el teatro en el que se representaba!
Qué se le iba a hacer, era lo que tocaba en aquellos tiempos tan convulsos y, a la vez, tan apasionantes para las nuevas tendencias creativas que empezaban tímidamente a asomar por el horizonte. Por fortuna, los aficionados al teatro y, de algún modo, seguidores incondicionales de Tábano, aún pudimos asistir a otros de sus montajes posteriores, como "El retablillo de Don Cristóbal" (1972), la farsa para guiñol de Federico García Lorca, el cabaré circense "Los últimos días de soledad de Robinson Crusoe" (1974), de Jerome Savary, "La ópera del bandido" (1975), de Bertold Brecht, o "Schweyck en la Segunda Guerra Mundial (1977), también de Brecht. Todos ellos montajes estupendos que merecería la pena volver a ver, aunque ninguno de ellos conservaba ya el espíritu crítico y casi surrealista de "Castañuela 70", que seguro que muchos aún seguirán saboreando en su memoria.
[José Molina]
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