El rock también existe

Con tanta música «yeyé» y tantos artistas pop -género al que también se le otorgaba entonces el calificativo de «canción ligera»-, o sea, desde Cristina y los Stop a Fórmula V, de Gelu a Los Mismos, a veces daba la impresión de que en España no se hacía «rock 'n' roll», que como se decía entonces, y que todo este tipo de música que ya triunfaba a tope en otros países era solo de «importación». ¡Pero ignorantes de nosotros!

Bien es cierto que aquí no teníamos aún a Elvis, a los Rolling, los Animals o incluso a Johnny Hallyday, que nos pillaba más cerca, pero, aunque tímidamente, los músicos españoles de rock, perdón, de «rock 'n' roll» empezaron a cotizar al alza sobre todo a mediados de los 60. A muchos de ellos, como Mike Ríos (Miguel, para más señas), Los Canarios, Lone Star, Los Relámpagos, Los Pekenikes, Los Íberos, Los Mustang o Los Bravos, quizá no haría falta ni presentarlos porque la popularidad que alcanzaron hace difícil olvidarlos.

Pero si rebuscamos un poco en aquel más que loable intento por hacer un rock hispano en el que muchos músicos de la época se embarcaron, podemos completar una lista la mar de apañadita, en la no pueden faltar grupos como Los Estudiantes, Los Shakers (no confundir con la banda uruguaya del mismo nombre), Los Rocking Boys, Los Pájaros Locos, Los Buenos, Los Grimm, Los Pantalones Azules, Los Salvajes, Los Botines, Los Gigantes, Los Wikingos, Los Nivram, Los Flecos, Los Cheyenes, por citar solo unos pocos. La mayoría de ellos, desde luego, no tuvieron la difusión y la fama que hubieran merecido, pero sí dejan claro que también en nuestro país se hacía rock, perdón, de «rock 'n' roll», y del bueno, aunque quizá en su momento no parecía que tuviéramos un oído tan fino como para darnos cuenta de ello.

Por eso, recomiendo encarecidamente buscar en cualquier baúl de cualquier recuerdo e intentar recuperar alguno de los temas que llevaban la firma de estos grupos, o de otros que no estén incluidos en esta improvisada lista, para comprobar que hubiera merecido la pena dedicarles un poco más de atención.