«Chiripitifláutico ¡…Es Don José!»
En su libro «Los niños de los Chiripitifláuticos» (La Esfera de los Libros, 2004), el escritor Ignacio Elguero habla de la «generación más chiripitifláutica»; es decir, de aquellos niños y niñas que «sufrieron la tiranía de los dos rombos en televisión y el picor de los odiosos verdugos de lana. Veían "Un globo, dos globos, tres globos", devoraban con pasión los libros de Enid Blyton y tenían los estuches llenos de rotuladores Carioca, lápices Alpino y gomas de «nata» (que olían tan bien que apetecía comérselas)...».
Pues sí, aquellos niños crecieron con la acogedora compañía de «Los Chiripitifláuticos», aquel inocente programa infantil que comenzó a emitirse el 19 de mayo de 1966 y que estuvo en antena nada menos que hasta enero de 1974, que ya son años. Durante ese tiempo, y hasta que «Los payasos de la tele» aterrizaron como un huracán en TVE, fue el programa infantil que más éxito tuvo, quizá porque cada tarde no solo congregaba frente al televisor a los pequeños de la casa, sino también a otros ya no tan pequeños y, probablemente, a más de un adulto.
Y es que resultaba difícil no estar enganchado a aquellas divertidas y rocambolescas aventuras que protagonizaban todos sus encantadores personajes. O sea, Locomotoro, «conductor de todo menos del codo», al que daba vida el cómico Paquito Cano; Valentina, «dulce y fina como una sardina», Carmen Goñi; el Capitán Tan, «tan capitán que parece un rataplán», Félix Casas; el tío Aquiles, «con sobrinos a miles», Miguel Armario; y, por supuesto, los «temibles» Hermanos Malasombra (Luis González Páramo y Carlos Meneguini), que se jactaban de su maldad cantando aquello de: «Somos malos, malasombra, somos malos de verdad, somos como una espina que sólo sabe pinchar y más malos que la quina...». En fin, y Barullo, Poquito, Filetto Capocómico, Don Mandolio, Osobuco, la tía Rita..., y alguno que otro más que ahora no recuerdo.
Como afirma el escritor Jorge San Román, coautor junto a Cruz Delgado Sánchez (hijo del mítico director de dibujos animados, Cruz Delgado) de otro libro sobre el mítico programa («Chiripitifláutico ¡...Es Don José!» [Diábolo Ediciones, 2013]): «Fuimos niños de la generación Chiri y el libro surgió de ese vacío en torno al fenómeno Chiripitifláutico, que nos tenía obsesionados y al que debemos nuestros mejores recuerdos de la infancia».
Y razón no le falta, porque seguro que no hay nadie que en aquel tiempo fuera un mocoso que no recuerde «Los Chiripitifláuticos», sus personajes, sus aventuras y, por descontado, sus canciones, como «El barquito chiquitito», «La Vaca Paca», «Si quieres ser Capitán»o«El Reino del Revés», entre otras muchas, que todo el mundo se sabía.
José Molina
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