«¿Es usted el asesino?»
El 7 de agosto de 1967, el corazón de millones de españoles se quedó encogido, y así permaneció, cada lunes, durante nueves semanas. Y es que ese día se estrenó en TVE «¿Es usted el asesino?», una serie de terror dirigida y protagonizada por el maestro del género Narciso Ibáñez Menta, un argentino llegado a España a comienzos de los años 60 que consiguió, junto a su hijo, Narciso Ibáñez Serrador, darle a nuestra televisión un impulso creativo nuevo, cuyos resultados marcaron toda una época.
Como escuetamente hace constar la página web de RTVE: «La trama se desarrolla a partir de las investigaciones del Señor Baros para averiguar quién ha sido el asesino de un rico banquero. mientras se cometen otros crímenes». Demasiado escueto, sí, de modo que no habrá más remedio que acudir a la siempre recurrente Wikipedia, que detalla con todo detalle el argumento de «¿Es usted el asesino?». A saber: «Un rico banquero es encontrado muerto en la calle cuando acababa de salir de la casa de su amante. No muy lejos de allí, una joven florista aparece muerta en las mismas circunstancias. A partir de ese momento, se relacionan los dos crímenes con otras víctimas aparecidas en noches anteriores, todas con los mismos signos de violencia. Ante tal alarma, se abrirán distintas investigaciones para descubrir quién ha sido el asesino, pero nuevos crímenes se cometen en la gran ciudad y el terror empieza a estar presente en los ciudadanos. Todos se preguntan si el próximo puede ser alguno de ellos; por ese motivo, la policía pega carteles por toda la ciudad advirtiendo del peligro que supone salir por las noches sin compañía. Para sorpresa de la policía, el señor Larose, investigador aficionado, se presenta en comisaría asegurando que tiene un plan para atrapar al asesino».
¿Quién será el autor de toda esta cadena de terribles asesinatos? Pues eso mismo nos preguntábamos los millones de espectadores que, durante semanas, seguimos la serie sin pestañear y con el corazón en un puño. Yo creo que llegamos a engancharnos tanto a ella, que al final veíamos asesinos por todos sitios. Es posible incluso que alguno llegase a dudar hasta de ese cuñado que nunca había soportado y que pensaba que algo raro escondía, o del vecino del quinto, que era muy reservado y tenía la misma mirada que un asesino en serie que había visto en una película.
Bueno, eran las consecuencias de una serie como «¿Es usted el asesino?» que nos encantaba, porque nos ofrecía entretenimiento, emoción, suspense... y noches en vilo sin dormir. ¿Dormir digo? ¡Pero cómo íbamos a conciliar el sueño si apenas un año antes había empezado a emitirse en TVE «Historias para no dormir», que esta vez realizaba Narciso Ibáñez Serrador, pero de la que mejor será hablar en otro momento, porque solo de pensar en ella se me ponen los pelos de punta.
José Molina
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