El ambiente como factor favorecedor de la autonomía personal: distribución y decoración de espacios
El ambiente es el entorno o los aspectos y condiciones que rodean la vida de una persona y que, por tanto, afectan y condicionan sus circunstancias vitales favoreciendo o, de lo contrario, empeorando la calidad de vida de las personas. Esto es aún más determinante en el caso de las personas dependientes, por lo que un ambiente diseñado y adaptado a la satisfacción de sus necesidades favorecerá en gran medida la autonomía de la persona, no solo a nivel funcional, sino también social y emocional.
Si nos centramos en crear un ambiente favorecedor de la autonomía personal en el domicilio, tenemos que tener en cuenta que un ambiente físico agradable genera confianza en uno mismo y favorece no solo la autoestima y la capacidad de enfrentarse a las distintas situaciones de la vida, sino que también puede proporcionar la motivación necesaria para entablar relaciones sociales con otras personas. Por ello, la distribución y decoración de espacios es clave para favorecer la autonomía personal.
Puesto que la distribución y decoración de los espacios del lugar donde vive influye en el estado de la persona y determinará en gran medida su autonomía personal, lo primero que tendremos que analizar son las dificultades que presenta el usuario de cara a su entorno:
- Si tiene problemas de movilidad (accesibilidad física): en este caso la distribución y decoración de espacios para ajustarse a las necesidades y garantizar la autonomía incluirá pasillos, rampas, anchura de las puertas, ascensores..., todo ello con el objetivo de eliminar barreras arquitectónicas.
- Si tiene una discapacidad visual o auditiva (accesibilidad sensorial): en estos casos para favorecer la autonomía personal optaremos por espacios abiertos, buscando crear un ambiente confortable, incluyendo ayudas específicas y evitando igualmente cualquier elemento que pudiera suponer un riesgo para el usuario teniendo en cuenta sus necesidades específicas.
- Si se trata de alguna alteración mental o cognitiva (accesibilidad cognitiva): igual que en los casos anteriores para atender a las necesidades específicas del usuario se deberá diseñar una distribución cómoda y confortable, especialmente por la seguridad de los usuarios, teniendo en cuenta eliminar cualquier tipo de barrera que pudiera suponer un riesgo para el usuario.
A la hora de organizar el domicilio es necesario tener en cuenta las siguientes cuestiones:
- Seguridad: debe estar en unas condiciones que no pongan en riesgo a la persona.
- Accesibilidad: de deben procurar las máximas condiciones de accesibilidad, adaptadas a las características de la persona.
- Confortabilidad: el domicilio debe de ser acogedor y cómodo, y debe tener en cuenta los gustos personales.
- Estimulación: puede ser positivo que se vea el exterior, que haya elementos que favorezcan la orientación y la identificación de las estancias; además algunos elementos de la decoración pueden favorecer la orientación personal (las fotos pueden ayudar a recordar quién soy, quiénes son mi familia...).
- Ruido: los niveles de ruido en el domicilio deben ser adecuados.
- Iluminación: es importante aprovechar la luz natural. En la cocina, baños y pasillo necesitaremos una buena iluminación artificial, mientras que en la sala de estar una luz cálida será suficiente.
- Temperatura: tanto el exceso de frío como de calor son perjudiciales. Debemos de procurar una temperatura constante en todas las habitaciones (sobre todo en aquellas que el usuario pasa más tiempo)
- Ventilación: el domicilio debe estar adecuadamente ventilado.
Distribución de los espacios
Se consigue una distribución adecuada de los espacios, los muebles y enseres, cuando se adapta a las características funcionales y físicas de las personas que viven en ella. Si el domicilio no esté adaptado a las nuevas necesidades de la persona dependiente, habrá que actualizar los espacios.
En un domicilio es importante que la persona encuentre estancias más a nivel íntimo y privado de la persona, donde pueda relajarse, descansar, pasar un tiempo a solas si lo desea; como, por ejemplo, la habitación de la persona dependiente. También debe de haber espacios que favorezcan las interacciones con otras personas. Es importante que la distribución de los muebles permita sentarse y entablar conversaciones, como posicionar los sillones uno frente a otro, o en torno a una mesa auxiliar.
En el baño, se debe priorizar la accesibilidad y la comodidad del usuario. Es deseable que la persona pueda llevar a cabo las actividades cotidianas en esta estancia de la manera lo más autónoma posible, por lo que debemos buscar que sea un espacio lo más accesible posible. Deberemos evitar los obstáculos que dificulten los movimientos. Habrá que valorar el suelo, la ducha, el baño, siendo muy importante que sean antideslizantes para evitar caídas, además los soportes y asideros pueden ser de gran ayuda como apoyo para la persona dependiente.
En la cocina es preciso que la persona tenga una accesibilidad adecuada y libertad de movimientos, retirando los obstáculos innecesarios. Hay que valorar la iluminación, las características y altura adecuada de los muebles y los electrodomésticos en función de las características de la dependencia de la persona.
El dormitorio debe de tener espacio suficiente para que la persona se pueda desplazar sin dificultad, además de evitar obstáculos para favorecer la movilidad. Habrá que tener en cuenta la altura de la cama y otros muebles, así como la colocación de elementos como productos de apoyo que sean necesarios acorde a la situación de la persona dependiente.
En todas las estancias, y sobre todo en aquellas que son propiamente privadas para la persona dependiente, hay que favorecer que la persona decore este espacio con los objetos personales que prefiera (fotos, cuadros...), pero siempre teniendo en cuenta que no interfieran en la movilidad.
El domicilio es el lugar donde pasan mayor tiempo las personas dependientes, por lo que es imprescindible que reúna una serie de condiciones que le aseguren calidad de vida y que favorezca el bienestar y la autonomía personal. Hay que buscar el equilibrio para que la distribución y decoración de los ambientes estén adaptados a las necesidades de las personas, sin que esto vaya en detrimento de su intimidad, de sus gustos personales y su confort.
Judit Vilches Checa
Trabajadora social
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