Servicio de Ayuda a Domicilio: prestaciones y objetivos

En aras de atender esta necesidad vital, la prestación del Servicio de Ayuda a Domicilio (por sus siglas SAD) se trata en primer lugar de una intervención social incluida en la Ley de Dependencia y va dirigido a aportar calidad de vida a las personas que requieren de apoyo específico como consecuencia de la pérdida de autonomía, y que, a la vez, procura mantener el arraigo con su entorno de vida.

Objetivos de la ayuda a domicilio

El Servicio de Ayuda a Domicilio consta de acciones dirigidas a cubrir las diversas necesidades individuales que se bifurcan en dos sentidos: por un lado, la atención dirigida a lo personal y por el otro, la atención encaminada al hogar o atención doméstica.

Este tipo de apoyo incide directamente sobre el individuo y sobre su entorno, manteniendo lo máximo posible sus hábitos y costumbres. El objetivo principal es mantener a la persona en su domicilio y apoyar su independencia, partiendo de un enfoque holístico (apoyar, prevenir, e integrar). También supone un apoyo al entorno familiar, ya que en muchas ocasiones descarga a la familia de estas labores.

¿En qué consiste la ayuda a domicilio?

Es el auxiliar domiciliario, un profesional poseedor de herramientas y conocimientos necesarios para el buen desarrollo de esta acción, quien, mediante una atención personalizada, hace posible que el usuario, necesitado de este servicio, mantenga su rutina de vida en su entorno propio y habitual.

La intervención del auxiliar va más allá de los límites del individuo y su hogar, teniendo un impacto positivo a nivel social y comunitario. Muchas veces el/la auxiliar se convierte además en un único vínculo entre esta persona y el exterior.

El rol multifacético de el/la auxiliar procura restaurar la vida de esta persona a nivel emocional y psicológico hasta donde sea posible, brindando seguridad, confianza y bienestar.

En este sentido, el Servicio de Ayuda a Domicilio brinda una atención especializada en dos direcciones: atención personal y atención al entorno doméstico. Ambas se encuentran intrínsecamente relacionadas e interconectadas.

Como parte de la atención personal encontramos el apoyo en la higiene personal, y, si es necesario, gestiones médicas y acompañamiento en general (a pasear, al centro de mayores, centro de día..., donde fuera necesario). Este tipo de atención involucra además todo lo que tiene que ver con el desenvolvimiento cotidiano de la persona en su hogar, como puede ser la movilidad en el hogar o la atención a los horarios en la toma de medicamentos de prescripción médica (quedan excluidas tareas especializadas y acciones ligadas al ámbito de la salud como, por ejemplo, las de un enfermero, un fisioterapeuta o un peluquero) 

En cuanto al plano doméstico, la atención va dirigida al entorno y abarca tanto la limpieza como el mantenimiento de la misma, así como de los diversos enseres y útiles del hogar. También abarca las habituales actividades de lavado, planchado, organización de la ropa, compra de la despensa alimenticia y otros básicos o misceláneas que corren a cargo del usuario, así como la preparación de las diferentes comidas.

¿Cuáles son los requisistos para el Servicio de Ayuda a Domicilio? 

Se puede solicitar ayuda a domicilio tanto a nivel privado (por empresas especializadas) como público a través de los servicios sociales de zona.

En el caso de lo público, España dispone de un sistema sólido de Ayuda a Domicilio al cual puede acceder cualquier persona que cumpla unos requisitos determinados, aunque pueden variar ligeramente entre comunidad y están recogidos en las diferentes ordenanzas de sus respectivos ayuntamientos o CCAA. Estos son:

• Tener 65 años cumplidos o presentar una discapacidad funcional (aunque no haya arribado a esa edad y debidamente reconocido).
• Estar empadronados en el municipio.
• Ser ciudadano español, de la Unión Europea o ciudadano de cualquier otra nación, pero con residencia legal en territorio español. De igual manera tienen derecho a solicitar esta prestación personas mayores con residencia temporal que no excedan los 6 meses, y que sus hijos o la familia de acogida estén empadronados en el municipio respectivo.
• El precio/hora está parcialmente cofinanciado entre la administración y el usuario, dependiendo de la renta de este último.

Principios éticos de la ayuda a domicilio

¿Cómo ser un mejor cuidador o una mejor cuidadora para la persona que lo necesita?

El respeto es la piedra filosofal de la acción de cuidar, asistir y apoyar a una persona que lo requiere. El respeto a los valores, creencias y preferencias de la persona que es cuidada, protegiendo su integridad física, psicológica, moral y su dignidad. La nueva normalidad en la vida de esta persona no debe entrar en conflicto con su individualidad. La relación cuidador-usuario es una relación dinámica, parte de un complejo proceso de cambios en la vida de la persona que solicita este apoyo. Brindar un mejor estado emocional, procurar calidad de vida, mantener a la persona atendida lo más cerca posible de su estilo de vida, así como de su entorno, contar con un seguimiento constante, mantener la autonomía de la persona, respetar las individualidades, cuentan entre los puntos a favor de la atención personalizada del Servicio de Ayuda a Domicilio.

Carlota Reboll, trabajadora social y coordinadora del Servicio de Ayuda a Domicilio
Aimara Fernández, trabajadora social