¿Nos cuidarán los robots cuando seamos mayores?
Publicado por Patricia Fernández, periodista
Creado: 1 de abril de 2025 13:02
| Modificado: 1 de abril de 2025 13:14
La robótica social y la inteligencia artificial están revolucionando el cuidado de mayores. Lo que parecía ciencia ficción se está convirtiendo en una opción real frente a la soledad y la falta de cuidadores. ¿Será un robot nuestro mejor compañero de vejez?
La población envejece, los recursos humanos escasean y los retos del cuidado a personas mayores son cada vez más complejos. ¿Y si la solución estuviera en un robot? No hablamos de ciencia ficción, sino de un futuro que se está cociendo a fuego lento en laboratorios, ferias tecnológicas y centros de investigación. ¿Veremos a un robot sirviéndonos la sopa o dándonos conversación en una residencia?
Índice
1. Robots cuidadores: ¿realidad inminente o ciencia ficción?2. ¿Qué es exactamente un robot social?
3. De la teoría a la práctica, ¿qué se está haciendo con la robótica social?
4. ¿Cómo interactúa un robot social con una persona mayor?
5. ¿Qué tareas podrían hacer estos robots cuidadores?
6. ¿Y la parte humana?
7. Los riesgos de los robots sociales que no podemos ignorar
8. ¿Llegaremos a ver todo esto en un futuro cercano?
Robots cuidadores: ¿realidad inminente o ciencia ficción?
Hace unas décadas, los robots solo existían en películas de ciencia ficción. Hoy, sin embargo, su presencia se cuela poco a poco en nuestras casas, sobre todo si tienes un robot aspirador o un asistente de voz que te responde mejor que tu cuñado. Pero ahora el reto es otro: ¿puede un robot cuidar a una persona mayor con dignidad, empatía y eficacia?
La respuesta corta sería "depende", y la larga... bueno, vamos por partes.
En España ya hay más de 9,9 millones de personas mayores de 64 años, y la cifra sigue creciendo. Con menos manos disponibles y muchos más mayores que necesitan apoyo, el modelo tradicional de cuidados empieza a tambalearse. Y, en ese hueco, justo ahí, es donde entra en juego una nueva figura: el robot social.
¿Qué es exactamente un robot social?
Un robot social está diseñado para interactuar emocionalmente con las personas, especialmente con aquellas que se sienten solas o necesitan apoyo diario. Son robots que pueden detectar cambios en el estado de ánimo, prevenir caídas, avisar a familiares o cuidadores si hay una emergencia, e incluso recordar si hoy toca tomar la pastilla azul o la verde.
La idea no es reemplazar al cuidador humano, sino complementar su trabajo en un entorno cada vez más tensionado por la falta de profesionales. En residencias o en domicilios, estos robots podrían suponer un respiro para las familias y una compañía constante para quienes viven solos.
De la teoría a la práctica, ¿qué se está haciendo con la robótica social?
La robótica social no es una idea de TikTok ni una moda pasajera. Hay proyectos reales como EIAROB, en Castilla y León, que buscan introducir estos robots en entornos reales de cuidado, como residencias o domicilios. El objetivo es claro: luchar contra la soledad no deseada y mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
Y, no estamos hablando de robots de película con aspecto humanoide (aunque también los hay), sino de sistemas más sencillos que combinan sensores, inteligencia artificial y cierto "encanto digital" para ayudar sin invadir. Como el asistente que te avisa si llevas demasiado tiempo sentado o el que detecta si estás más apagado que de costumbre.
¿Cómo interactúa un robot social con una persona mayor?
Aquí está uno de los grandes retos: la comunicación y la empatía. La doctora Ane San Martín, investigadora del MIT, trabaja en cómo hacer que los robots no solo entiendan nuestras palabras, sino también nuestras emociones, gestos o incluso silencios. Porque cuidar no es solo cambiar pañales o administrar medicinas, también es saber cuándo callar, cuándo preguntar y cómo acompañar.
San Martín insiste en que la personalización es clave: cada persona es diferente, y si un robot quiere ganarse la confianza de una persona mayor, deberá adaptarse a su forma de ser, hablar y moverse. Y hacerlo sin resultar frío o intrusivo.
¿Qué tareas podrían hacer estos robots cuidadores?
De momento, los robots más avanzados están orientados a tareas específicas, pero muy necesarias:
- Recordar medicación.
- Vigilar signos vitales.
- Detectar caídas o comportamientos anómalos.
- Guiar en ejercicios de rehabilitación.
- Ofrecer compañía conversacional.
- Asistir en tareas básicas, como comer.
Por ejemplo, ya se están probando robots que ayudan a dar de comer a personas con movilidad reducida, o que colaboran con el personal médico para medir niveles de fragilidad. Un paso pequeño para la robótica, pero un gran avance para muchos mayores y sus familias.
¿Y la parte humana?
La tecnología no debe sustituir el calor humano, pero puede actuar como un comodín muy valioso. Muchos mayores, por ejemplo, no quieren una videollamada con sus hijos si eso implica que vendrán a verlos menos. Pero también hay quienes, gracias a una tableta o un asistente de voz, han recuperado el contacto con amigos o familiares que viven lejos.
El reto está en usar la tecnología como un puente, no como una barrera. Y, para eso, la estética, el lenguaje, el comportamiento del robot... todo cuenta. No se trata de fabricar androides con cara de humano y voz seductora, sino crear dispositivos que generen confianza, cercanía y respeto.
Los riesgos de los robots sociales que no podemos ignorar
Todo avance tiene su cara B, y la robótica social no es una excepción. Hay cuestiones éticas importantes:
- ¿Qué datos va a recoger el robot sobre la persona mayor?
- ¿Quién los gestiona?
- ¿Cómo se garantiza la privacidad y la dignidad de quien lo usa?
Además, no podemos obviar el riesgo de deshumanización. Si se abusa de la tecnología para ahorrar personal, podríamos caer en la trampa de sustituir afecto por eficiencia. Y eso, en el cuidado de mayores, sería un error.
Como señala el catedrático Eduardo Zalama, "el equilibrio es fundamental: hay que aprovechar las oportunidades sin cerrar los ojos ante los peligros. La clave no es tener más robots, sino tener mejores herramientas para cuidar mejor".
¿Llegaremos a ver todo esto en un futuro cercano?
Probablemente sí, pero poco a poco. Primero vendrán robots especializados en tareas muy concretas, como ya sucede en hospitales. Después veremos cómo la inteligencia artificial se cuela en el día a día con asistentes que nos hablan, nos escuchan y, quién sabe, quizá también nos den los buenos días con nuestra canción favorita.
Y, mientras tanto, habrá que preparar el terreno: diseñar tecnologías que se adapten a las personas, y no al revés; formar a los profesionales para trabajar junto a las máquinas; y, sobre todo, asegurar que el cuidado sigue siendo cuidado, aunque lo ejecute un robot con ruedas.
Quizá no veamos al típico robot con delantal trayendo café, pero todo apunta a que estas máquinas serán parte importante de los cuidados del futuro. La gran pregunta no es si nos cuidarán los robots, sino cómo queremos que lo hagan. Porque lo que realmente necesitamos, más allá de chips y sensores, es que sigan viéndonos como personas. Y, si un robot logra eso, entonces sí, que me pase el bastón y que me ponga mi canción favorita. Pero por favor, que no me programe la siesta para las cinco sin preguntarme antes.
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