Tienes que descansar
Descanso y dependencia
A primera vista, estos dos términos parecen incompatibles. No obstante, es indispensable tratar de conciliarlos. Reservar momentos para el descanso contribuye al equilibrio personal y, por consiguiente, a la calidad del cuidado que se dispensa.
TESTIMONIOS:
«Llevo tres años cuidando a mi madre enferma. Al cabo de todo este tiempo, mi vida ha quedado reducida a desempeñar el papel de enfermera. Siento que he llegado al límite de mi resistencia. No puedo más. ¿Se puede combinar el descanso y el cuidado de una persona dependiente?»María V.
«Mi madre, con 78 años, se había convertido en una persona dependiente, exigente, sin humor, que consumía todo mi tiempo y me comía la moral. Siempre me he opuesto a ingresarla en una residencia, de modo que intenté ayudarla a que le encontrase más sentido a su vida y a que la viviese de una forma más interesante: de vez en cuando le recomendaba un libro, comentábamos un programa de televisión, desayunaba con ella o la animaba diciéndole que podía hacer por sí misma determinadas cosas. Luego, empecé a aprovechar las ocasiones en que estábamos juntas para comentarle lo que iba a hacer el siguiente fin de semana sin ella. Poco a poco, fue adquiriendo confianza en sí misma y empezó a sentirse de nuevo útil. Así conseguí liberarme de mi papel de enfermera y ver a mi madre como había sido antes, en lugar de como a una enferma.»Francisca R.
«Mi madre, enferma de Alzheimer desde hace nueve años, está desde hace dos en una residencia. Al principio, hiciera lo que hiciera, no la podía apartar de mis pensamientos. Poco a poco, aprendí a relajarme. No es fácil, pero conté con la ayuda de otros familiares de afectados por esta enfermedad. Para lograr un poco de sosiego, no es necesario hacer cosas especiales: una salida con los amigos, una charla relajada en un café... Se trata de aceptar que se puede hacer menos, pero hacerlo mejor; de aprender a reservarse tiempo para uno mismo; en definitiva, de buscar la forma de darse algún gusto.»Francisca B.
«Cuando ingresé a mi madre en una residencia, me sentí terriblemente culpable. Era como si la hubiera condenado al exilio. Durante meses, me debatí entre vivir en el pasado o en el presente. Finalmente, con ayuda psicológica, conseguí un poco de paz. Cuento mis emociones y mis preocupaciones a quienes me rodean, y les pido ayuda, en vez de sobrestimar mi capacidad para sobrellevar la situación. Me encanta ir a clases de aeróbic, a nadar o... no hacer nada. Mantengo una relación muy estrecha con los familiares de los enfermos de la residencia donde está mi madre, para ponernos de acuerdo en la defensa de nuestros intereses. El descanso es un deseo diario, un equilibrio siempre amenazado.»J. M.
NUESTRA OPINIÓN:
Es muy difícil hacer compatibles descanso y dependencia. Reservarse tiempo para uno mismo, distanciarse y no esforzarse tanto sin tener sentimiento de culpabilidad.
Resulta complicado. Tampoco es sencillo encontrar a alguien que pueda tomar el relevo o un lugar donde el anciano pueda estar temporalmente sin que se sienta desorientado. Sin embargo, si no descansamos, difícilmente podremos seguir cuidando de nuestros mayores. Por eso es imprescindible buscar un tiempo para relajarse, aunque no sea fácil.
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Jessica carmen cartagena ibarra
Buenas tardes, tengo una duda: mi hijo tiene 19 años y recibimos. Pensión por hijo con discapacidad. Del 75% de unos 550£ necesita. Tercera persona tiene grado 1,tengo derecho a pedir la dependencia, ya que soy su madre y nesecita de mis cuidados? Gracias.28 julio 2017 23:37
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