¿La trampa de la dependencia? Dárselo todo hecho

No hay nada peor para acelerar la dependencia de una persona que ser demasiado maternal con ella. Dárselo todo hecho es un flaco favor, porque esa solicitud puede favorecer regresiones muy rápidas. El riesgo es mayor en los casos de dependencia avanzada, en los que el entorno familiar suele verse tentado a intervenir para aliviar al enfermo y, a la vez, ganar tiempo. Ver que una persona come con dificultad, tira sin querer la comida y se ensucia, suele empujarnos a ayudarla para preservar su dignidad. Pero esta actitud, aun con las mejores intenciones, equivale a privar a esa persona de la capacidad de realizar el sencillo gesto de llevarse los alimentos a la boca, y supone, en consecuencia, un grado más en el empeoramiento de su dependencia.

Negarse a ayudar a una persona con dificultades parece un acto contra natura o, como mínimo, propio de alguien sin sentimientos. Sin embargo, una de las reglas de oro para luchar contra la aceleración de la pérdida de autonomía consiste en alentar a la persona, permitiéndola actuar por sí misma, aunque sea con dificultad y torpeza; hablarle, estimular sus facultades mentales y sensoriales; animarla a levantarse si está sentada o a incorporarse si está tumbada... Otra forma eficaz para estimularla es recurrir a su memoria: hacerla hablar de su pasado, mostrarle fotos y revistas de su época, procurar que escuche canciones antiguas... Todas estas actividades la ayudarán a luchar eficazmente contra el entumecimiento de sus facultades y, al vincularla a su pasado, la encauzarán en el curso de su vida, de la vida.

Mantener sus puntos de referencia y sus posibilidades de elección
Los puntos de referencia son indispensables para evitar la aceleración de la dependencia. El placer de la conversación y el intercambio personal, también. Es difícil, pero no estáis solos frente al reto. Hay profesionales que pueden ayudaros.