EN PAREJA, CON FAMILIA O CON AMIGOS...
Tu mejor Navidad
Nunca es tarde. Aprende a disfrutar estas fiestas. Si la celebras con toda la familia, sé previsora para que la reunión sea un éxito sin gastos desmedidos. Si tus hijos os dejan solos, no te dejes llevar por el desánimo y la nostalgia: siempre hay motivos para celebrar.
Para Araceli, madre de dos hijas ya casadas, las Navidades son unas fiestas de extremos. En Nochebuena las recibe en casa, a ellas, sus maridos y los cuatro niños que tienen entre las dos. La preparación de la cena familiar la sume en una vorágine de compras, preparativos, sesiones de cocina y las correspondientes de limpieza. Todo ese trabajo le es de sobra recompensado. «Aunque los años pesan, la alegría de estar todos juntos un año más es el mejor pago a mis esfuerzos, que son muchos, aunque mis hijas me ayudan cada vez más», dice con entusiasmo contenido. El día de Fin de Año, cada una de ellas va a cenar a casa de sus suegros, de manera que Araceli y su marido suelen pasar esa noche completamente solos, distraídos hasta que el sueño los vence con el monótono entretenimiento que de forma invariable procura cada año la televisión. «Para mí es una noche triste, en la que me resulta imposible no acordarme de mis seres queridos. A pesar del ajetreo, de las prisas y de todo el trabajo, que a veces me hace perder los nervios, preferiría que estuviéramos otra vez todos juntos en torno a la mesa», se lamenta.
La situación que describe Araceli es la de tantas otras parejas cuyos hijos ya han formado familia propia. Experimentan en carne propia el sabor agridulce de la Navidad. La ilusión contagiosa de los niños y el alegre barullo familiar se tornan una semana después en melancolía y tristeza. A la preparación a contra reloj del menú especial para diez y a las sesiones de orden y limpieza le siguen el tedio y la soledad. Pero ésta no tiene por qué ser una ley inexorable. En nuestra manos está evitarlo.
Nos quedamos solos
La primera regla para superar el vacío que dejan los hijos es asumir que tienen una vida propia y compromisos que cumplir con toda su familia, que ya no son exclusivamente sus padres. Comprender que tienen otros deberes que satisfacer, con su cónyuge y su familia política, evitará conflictos familiares. Hay que llegar a un acuerdo sobre qué fechas compartirán con unos y otros, para que nadie se sienta «abandonado» esos días tan señalados. Una vez asumido que habrá festividades en las que no podremos contar con nuestros hijos, habrá que hacer un esfuerzo por mantener en pie nuestro mejor estado de ánimo, manteniendo viva la ilusión, procurando disfrutar de lo que tenemos y haciendo un esfuerzo por reparar en el lado positivo de la situación. No siempre resulta sencillo, pero hemos de ser conscientes, para empezar, de que nuestra vida continúa a pesar de que ya no seamos parte prioritaria en las relaciones de nuestros hijos y podemos disfrutar enormemente de ella. Prueba, para ello, a poner en práctica las alternativas que recomiendan psicólogos y mediadores familiares:
- Una cena para dos. No será preciso hacer un alarde culinario como cuando se reúne toda la familia. Preparar la cena no conllevará tanto esfuerzo, gasto ni pasar tantas horas en la cocina o en el supermercado. Esa, sin duda, es una gran ventaja. Pero no hay que bajar la guardia en la presentación ni en el cuidado de los detalles. No olvides que es Navidad y esmérate: disfruta de tu mejor vajilla, cristalería y ropa de mesa aunque la cena sea ligera. Estáis los dos juntos y eso es suficiente motivo para celebrarlo. Cuida tu presencia y prepárate para disfrutar de la compañía de tu pareja.
- Con los amigos. Seguro que alguno de ellos está en la misma situación que tú: a sus hijos también les «ha tocado» estar con la «otra familia». Elige aquellos con los que mejor te lleves y aprovecha una ocasión tan propicia para invitarlos a casa a cenar o comer. Esfuérzate por ser una perfecta anfitriona y crea un ambiente festivo y agradable. La conversación y la compañía de tus amigos obrará milagros y te resarcirán sobradamente del esfuerzo.
- Unos días fuera. ¿Cuántas veces quisiste hacerlo y no pudiste? Aprovecha la oportunidad de que os quedaréis solos unos días, ponte de acuerdo con tus hijos sobre las fechas que piensan pasar en vuestra compañía y reserva los días que te quedan libres para organizar una escapada a un hotel de montaña o playa. Las ofertas de estos establecimientos, sobre todo en Nochevieja, son numerosas. Cambiarás de aires y disfrutarás conociendo gente y lugares nuevos.
Somos legión
Las celebraciones familiares en estos días de fiesta exigen al anfitrión esfuerzos redoblados para que la reunión sea del agrado de todos y, por si ello fuera poco, acarrean grandes gastos. Una buena organización y, sobre todo, la previsión son la mejor garantía del éxito y un remedio contra el despilfarro. Lo mejor es ponerse manos a la obra en cuanto la familia haya decidido qué días va a pasar junta y no dejar las cosas para última hora, cuando las aglomeraciones invaden los centros comerciales y los nervios se apoderan de nosotros. Ten en cuenta que las asociaciones de consumidores recomiendan hacer las compras de los productos básicos y los regalos antes del 15 de diciembre, fecha a partir de la cual los precios se disparan. Además, éstas son otras valiosas recomendaciones para que los preparativos de las fiestas familiares por excelencia no te resulten una pesada carga:
- Elaborar un presupuesto en función de los menús y regalos que piensas hacer y limitarse a él sin caer en la tentación de adquirir más cosas de las necesarias.
- Realizar las compras con tiempo suficiente para comparar precios y calidades en distintos establecimientos.
- El pescado y las carnes se pueden comprar con tiempo y congelar durante varias semanas. Deja para el final las frutas y verduras, que necesitan estar frescas.
- El turrón y los dulces están ya disponibles en los establecimientos a partir de noviembre. No esperes a comprarlos a última hora.
- Aprovecha los adornos de años anteriores, pero sácalos del trastero con tiempo para comprobar su estado. Pídeles a tus nietos que te ayuden a decorar la casa y a instalar el árbol o el Belén aprovechando una visita previa a la Navidad. A ellos les hará ilusión anticiparse unos días a las fiestas y a ti «su ayuda» te deparará un rato de diversión en el que te contagiarán su entusiasmo por sus vacaciones favoritas. Si te animas, hasta puedes pedirles que te ayuden a crear vuestros propios adornos: con cartulinas, lazos, bolas, cintas e imaginación lo pasaréis en grande.
- Desempolva los discos o cintas de villancicos de la época en que tus hijos eran pequeños. Para los mayores no está contraindicada una pequeña dosis de saludable nostalgia y los pequeños podrán comprobar que las Navidades de sus mayores no eran cosa de la prehistoria.
- Deja para el «día D» la preparación de los platos indispensables -el asado, las ensaladas...- y prepara con antelación aperitivos, consomés o sopas que puedas realizar la víspera o días antes. Haber estado todo el día en la cocina no es la mejor forma de enfrentarse a una copiosa cena.
- Pídeles a tus hijos que colaboren. Pueden ocuparse, por ejemplo, de traer las bebidas (vinos, cava, champán...). Si alguno tiene habilidades en la cocina, puede preparar, como entrante o aperitivo, el plato que mejor le sale... Luego, no os olvidéis de felicitarle.
- Tus hijos también te pueden ayudar a poner la mesa, siempre y cuando los niños no estén revoloteando alrededor. A veces, es preferible hacerlo uno mismo con tranquilidad y tenerlo todo dispuesto para cuando llegue la familia.
- ¿Los niños en la misma mesa o en otra? Depende. Si no hay suficiente espacio en la mesa principal, donde estarán vigilados por su padres y participarán de la fiesta familiar con los mayores, no habrá más remedio que colocarlos en otra aparte. Sin embargo, no olvides que habrá que estar pendientes de ellos a menudo, sobre todo si no tienen la edad suficiente.
- Recoger la mesa debe ser una tarea compartida (a ser posible no solo por las mujeres), pero deja para el día siguiente la limpieza y la recogida de la cocina. Todos merecéis disfrutar de una velada especial, incluso tú.
¿Los regalos en Navidad o en Reyes?
Aunque la costumbre de intercambiar regalos la víspera de Navidad se va incorporando poco a poco entre nosotros, Papá Noel no ha conseguido ni mucho menos desbancar a los Reyes Magos, que siguen siendo los personajes más queridos y entrañables en el universo infantil, que entra en ebullición esa noche fascinante en la que la espera les arrebata hasta el sueño. Colocar sus regalos al pie del árbol para que los abran en Nochebuena tiene la ventaja de que podrán disfrutar de ellos durante unas semanas antes de que vuelvan al colegio. Los Reyes tienen la «mala costumbre» de llegar dos o tres días antes de que finalicen las vacaciones, pero su paso por la casa de abuelos, tíos y demás familia da lugar a nuevos encuentros familiares, un fin de fiesta en el que el protagonismo es de los pequeños y de su ilusión desbordada.
La opción entre uno u otros no parece fácil, de manera que cada vez es mayor el número de niños que recibe sus regalos repartidos entre ambas ocasiones.
Y es que en el capítulo de juguetes, como en otros tantos, los españoles tiramos la casa por la ventana en el mes de diciembre, periodo del año en que realizamos más del 80 por ciento del total del gasto anual en este producto. Frente al exceso de las Navidades, psicólogos y pedagogos recomiendan, sin embargo, que se diversifiquen las ocasiones en que los niños reciben este tipo de regalos, ya que el juguete es un elemento lúdico que contribuye al desarrollo infantil. No se trata de que se los regalemos continuamente a lo largo del año, sino de buscar el equilibrio con el vacío que se produce, por ejemplo, en verano, que es cuando los pequeños tienen más tiempo para disfrutarlos.
Paz Hernández
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