Vista lateral del Puente Nuevo de Ronda

Vista lateral del Puente Nuevo de Ronda

Desde lo más profundo del Tajo de Ronda, el Puente Nuevo se alza imponente, conectando dos mundos separados por un desfiladero de más de 100 metros de profundidad. Esta imagen antigua nos transporta a una época en la que la ciudad crecía a ambos lados del barranco, y esta colosal obra de ingeniería se convertía en su enlace más importante.

Su construcción, iniciada en 1751, fue un desafío monumental que tomó más de 40 años en completarse. Diseñado por el arquitecto José Martín de Aldehuela, el puente fue edificado con grandes bloques de piedra extraídos del propio Tajo, lo que permitió su integración natural en el paisaje. Con tres majestuosos arcos y una cámara central, que sirvió como prisión y refugio militar en distintas épocas, el Puente Nuevo no solo facilitó la comunicación entre la ciudad vieja y el barrio del Mercadillo, sino que se convirtió en un emblema de Ronda.

Hoy, esta maravilla arquitectónica sigue desafiando el tiempo y la gravedad, atrayendo a viajeros y fotógrafos que buscan capturar su grandeza. Desde su cima, las vistas del valle y del río Guadalevín siguen maravillando a quienes cruzan este monumento, testigo de la historia y la identidad de Ronda.

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