Ampliar tu círculo de amistades tras jubilarse

Si durante los años de trabajo las relaciones con los compañeros de trabajo estaban determinadas por las circunstancias, a partir del momento de la jubilación eres tú quien escoges tu círculo de amistades. Si antes el nexo de unión eran meramente laboral, ahora es el momento de rodearte de personas con las que compartir algo más intenso: los momentos de ocio. Pero, además, aunque las relaciones interpersonales resulten menos amplias que cuando se estaba en activo, la intensidad de la relación es más enriquecedora. Por lo tanto, jubilarse no significa perder las relaciones con los demás. Puede ser todo lo contrario.

Naturalmente para que ello suceda, el carácter del individuo resulta determinante, porque para evitar la soledad es imprescindible que se inicie una vida social activa. La participación en actividades o la asistencia a los centros de mayores constituyen dos buenas maneras de procurar el encuentro social, donde hacer posible conocer a personas y establecer relaciones duraderas.

Precisamente, los centros sociales para personas mayores -también conocidos como hogar del pensionista o club de jubilados-, además de organizar un buen número de actividades para disfrutar del ocio en compañía, constituyen un lugar de encuentro, un lugar donde ampliar fácilmente las relaciones interpersonales.

Nada mejor para poner en relación a las personas que unirlas a través de sus gustos y aficiones: desde talleres de manualidades a cursos de cocina, literatura, teatro, idiomas, informática o pintura. Pero también a través de los servicios más habituales que ofrecen estos centros: cafetería y comedor con menús a precios económicos, o las fiestas, bailes y sesiones de cine en los que pasar un buen rato con personas de la misma edad. ¿Quién puede asegurar que no encontrará en ellos a un buen amigo?