Compartir tu vida o vivir solo durante tu jubilación

La mayoría de los hombres que se jubilan están casados, pero menos de la mitad las mujeres que lo hacen tienen pareja. La adaptación a la nueva etapa de la vida será distinta en uno y otro caso.

Los casados contarán con el apoyo de su compañera/o y tendrá la posibilidad de contar con las sugerencias de su cónyuge en todos los aspectos, desde las finanzas hasta el ocio. Cada uno se convertirá en una parte vital de los planes para la jubilación del otro. Entre los dos se desarrollarán las nuevas rutinas, se intercambiarán y compartirán tareas y se buscará un buen equilibrio entre las actividades a realizar juntos o por separado.

No obstante, la jubilación puede ser también un peligro. Los matrimonios acostumbrados a verse solo tras el horario de trabajo pueden encontrar difícil la comunicación durante las 24 horas del día e incluso pueden producirse conflictos en el reparto de funciones.

Para los que viven solos, ya sea por soltería o por viudedad, las cosas son distintas. Han demostrado -y se han demostrado- que pueden manejar su vida de forma independiente. La jubilación para ellos será una oportunidad de centrarse en cosas para las que no ha tenido tiempo mientras trabajaba. Sin embargo, puede ocurrir también que se sienta solo, apartado ya de las relaciones con sus compañeros de trabajo y añore más que nunca el afecto y la complicidad que proporciona la relación de pareja. La solución será centrarse en los amigos y familiares.