Podemos retrasar su aparición y disminuir su gravedad
Prevenir las enfermedades tras la jubilación
No somos todos iguales ante la enfermedad. La edad, el estilo de vida, la alimentación, los antecedentes familiares de cada cual... repercuten directamente en el estado de salud.
Si bien es imposible escapar de algunas enfermedades, podemos, en cambio, retrasar su aparición o disminuir su gravedad. La receta está en la información y la prevención.
Los avances de la Medicina en las últimas décadas han sido sin duda prodigiosos y el ritmo de descubrimientos se acelera cada año que pasa. Por lo tanto, podemos confiar en los avances científicos y no olvidar que el médico seguirá siendo siempre nuestro mejor consejero, y nosotros mismos nuestros mejores «agentes de protección».
¿Qué problemas podemos evitar? Entre ellos, la hipertensión
La hipertensión es la responsable de numerosas afecciones cardiovasculares, los cardiólogos denominan a la hipertensión «la enfermedad silenciosa» porque no suele generar síntomas. Se define como un aumento de la tensión arterial (presión que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias) por encima de niveles considerados normales. En realidad, la presión sanguínea experimenta cambios de un día para otro e, incluso, de un momento del día a otro. Es cuando la tensión se mantiene alta de forma permanente cuando se puede hablar de hipertensión arterial. Aunque, a veces, la hipertensión es consecuencia de otra enfermedad (hipertensión secundaria), en la inmensa mayoría de los casos su causa se desconoce. Sin embargo, los factores que favorecen la aparición de una hipertensión son bien conocidos. Entre ellos:
- la herencia familiar
- la edad: el riesgo aumenta con la edad y, de hecho, el 50% de los mayores de 70 años padecen hipertensión
- el sexo: el riesgo de los hombres aumenta a partir de los 60 años y el de las mujeres, a partir de la menopausia.
- el estilo de vida: sobrepeso, alimentación rica en sal, abuso del alcohol...
- el estrés
- algunos medicamentos, como la cortisona.
Los riesgos derivados de la hipertensión se ven a largo plazo y conciernen especialmente a cuatro órganos: cerebro (riesgo de accidente cerebrovascular o ictus); corazón (riesgo de infarto de miocardio o de insuficiencia cardíaca); arterias (endurecimiento de las paredes arteriales); riñones (riesgo de insuficiencia renal, que puede llegar a entrañar necesidad de diálisis); enfermedades oculares (retinopatía hipertensiva). Afortunadamente, es posible prevenir la hipertensión. Las mejores recomendaciones son el ejercicio físico regular, una dieta pobre? en sal, dejar de fumar y evitar el estrés.
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