Discurso de jubilación si eres periodista

Queridos amigos, colegas y seres queridos,

Hoy me encuentro aquí frente a todos vosotros con un torbellino de emociones que difícilmente puedo expresar con palabras. Después de décadas dedicadas a contar historias, a informar, a ser testigo de la vida en todas sus formas, ha llegado el momento de cerrar este capítulo y dar paso a un nuevo capítulo llamado jubilación.

Cuando comencé mi carrera como periodista, nunca imaginé la increíble travesía que me esperaba. Cada día fue una aventura, una oportunidad para aprender algo nuevo, para comprender mejor el mundo que nos rodea. Desde las salas de redacción bulliciosas hasta las calles llenas de historias esperando ser contadas, he vivido una vida inmersa en el pulso de la actualidad. Y en cada entrevista, en cada artículo, en cada reportaje, he buscado transmitir la verdad, brindar voz a los que no la tienen y, sobre todo, contribuir a construir un mundo más informado.

A lo largo de los años, he tenido el privilegio de conocer a personas extraordinarias, de escuchar sus historias, de ser testigo de sus triunfos y desafíos. He trabajado con colegas que han sido no solo compañeros de trabajo, sino amigos y cómplices en la misión de comunicar. A todos vosotros, os agradezco la colaboración, el apoyo y el hacer de esta travesía una experiencia inolvidable.

La profesión del periodismo es apasionante pero exigente. Requiere no solo habilidades técnicas, sino también un corazón comprometido con la verdad y la integridad. Y aunque las noticias a veces han sido duras, y las presiones han sido intensas, siempre me he aferrado a la creencia de que el periodismo es esencial para la salud de una sociedad democrática. Ahora, al mirar hacia atrás, me doy cuenta de que mi viaje no ha sido solo mío, sino compartido con todos los lectores, oyentes y espectadores que han confiado en mi capacidad para contar sus historias. A cada persona que me ha enviado un correo electrónico, que ha compartido sus pensamientos, que ha cuestionado o aplaudido mis palabras, les estoy agradecido. Vosotros habéis sido mi motivación y mi guía.

La jubilación no marca el final, sino el comienzo de una nueva etapa. Aunque dejo atrás las noticias diarias y las fechas límite, llevaré conmigo la pasión por la verdad y el amor por la narración de historias a donde quiera que vaya. Este no es un adiós, sino un hasta luego.

En este nuevo capítulo, estoy emocionado por explorar nuevas oportunidades, por dedicar más tiempo a mi familia y a mí mismo, y por seguir contribuyendo de alguna manera al bienestar de nuestra sociedad. La pluma y el micrófono pueden descansar, pero el espíritu de contar historias sigue vivo en mí.

A todos vosotros, gracias por ser parte de mi viaje, por ser lectores leales, oyentes atentos y colegas excepcionales. Espero seguir en contacto y ver cómo florece el periodismo en las manos de las generaciones futuras.

Muchas gracias