Tras tu jubilación, haz ejercicio

El movimiento es indispensable en todas las etapas de la vida y, por supuesto, también después de los 60 años. En realidad, no hay límite de edad para iniciarse en la práctica de un deporte. La actividad física es beneficiosa para todo: reduce la tensión arterial, ayuda a controlar los niveles de colesterol (el LDL, o colesterol «malo», disminuye con el ejercicio, y el HDL, o colesterol «bueno», aumenta). Excelente para el sistema cardiovascular, el ejercicio físico reduce el riesgo de ataques cardiacos y mantiene la función de los aparatos respiratorio y digestivo, que se alteran con el paso de los años.

Asimismo, el ejercicio permite mantener y recuperar la masa muscular, que tiene tendencia a disminuir con los años en beneficio de la masa grasa. Al tonificar los músculos, la actividad física regular mantiene el esqueleto y los huesos en buen estado, con lo que reduce los riesgos de la osteoporosis. Otro beneficio añadido: al mejorar la función vascular, la actividad física favorece el riego en el cerebro, lo que disminuye el riesgo de ictus.

¡La edad no es un obstáculo!

La lista de beneficios del ejercicio no acaba ahí... La actividad física regular recupera los reflejos, mantiene la coordinación y el sentido del equilibrio, flexibiliza las articulaciones, mejora el sueño y ayuda a controlar el estrés y a combatir la depresión. Es un hecho demostrado que el ejercicio permite que el organismo libere endorfinas, hormonas euforizantes que generan sensación de bienestar psicológico. La conclusión de los expertos: todo el mundo debería hacer ejercicio, pero un ejercicio personalizado. En ese sentido, es más importante la forma que la edad.