Biografía de Cristóbal Colón

Aunque algunos postulan que Cristóbal Colón fue catalán, mallorquín, portugués o incluso judío, la tesis mayoritariamente aceptada dice que nació en Génova, en una familia de artesanos y comerciantes de telas y quesos. Sus padres se llamaban Domenghino Colombo y Susanna Fontanarossa. Tenía dos hermanos menores, Bartolomé y Diego.

En la década de 1460 ya realizaba viajes por mar, con fines comerciales. Llevado por su ansia de prosperar, sus aventuras marineras le llevaron a introducirse en la corte portuguesa, que entonces financiaba expediciones en busca de ricos puertos remotos. Así Colón viajó, por ejemplo, a Guinea y otros enclaves comerciales.

En 1479 se casó con la portuguesa Felipa Perestrelo e Moniz, con la que tuvo a su hijo Diego.

Se instaló en España, con la intención de conseguir la financiación de los Reyes Católicos para su proyecto de llegar a las Indias navegando hacia occidente. Aquí conoció a Beatriz Enríquez de Arana, una joven cordobesa de humilde extracción, con la que el entonces ya viudo Cristóbal Colón permanecería para siempre. Con ella tuvo a su hijo Fernando en 1488.

El 3 de agosto de 1492, tras firmar los Reyes Católicos las Capitulaciones de Santa Fe , en las que se establecían las condiciones de su expedición, Colón consigue por fin zarpar desde el puerto de Palos de la Frontera (Huelva) a su aventura atlántica, en la nao Santa María y las dos carabelas La Pinta y La Niña .

Cristóbal Colón no solo llegó a América, sino que realizó cuatro viajes entre España y aquel continente, con lo que inauguró una ruta de navegación segura, que permitiría traer del Nuevo Mundo riquezas, pero también nuevos alimentos, como el maíz, la patata, el cacao, el tabaco, la vainilla, la calabaza...

El 20 de mayo de 1506, Cristóbal Colón murió en Valladolid, después de haber hecho testamento ante el escribano de cámara de los Reyes Católicos, en el que dejaba como heredero a su primogénito Diego.

Aunque ha habido dudas sobre el lugar donde permanece enterrado, se sabe que inicialmente se le sepultó en el Convento de San Francisco, en Valladolid. Posteriormente sus restos serían trasladados al Monasterio de la Cartuja de Sevilla para ser llevados posteriormente, por decisión de su hijo Diego, a Santo Domingo, en 1542. Pero no habrían descansado allí para siempre, sino que debido a la conquista de la isla por los franceses, se habrían llevado sus restos a La Habana y, después de 1898, a la Catedral de Sevilla, donde se encuentran en un catafalco.