Biografía de Ludwig van Beethoven

Ludwig nació de una familia procedente de Flandes (Bélgica) que se había instalado en Bonn en 1733. Su abuelo llegó a ser maestro de capilla de la corte del príncipe de Colonia. Su padre también se dedicó a la música.

El pequeño Ludwig recibió una fuerte educación musical, ya que su padre deseaba que fuera un niño prodigio como Wolfgang Amadeus Mozart. Así, Ludwig creció en la soledad de su casa, volcado en la música, con un padre que tenía problemas con el alcohol y una madre que se encontraba enferma con frecuencia.

A los siete años dio su primer concierto en público y a los once años publicó su primera composición musical. A los doce, se le contrató como músico en la corte del príncipe de Colonia, el archiduque Maximiliano Francisco, lo que le permitió entrar en los círculos sociales más exquisitos.

A los 17 años viajó a Viena, donde dice la leyenda que conoció a Mozart y que éste preconizó que el mundo hablaría de ese joven. Poco después, tuvo que regresar a Bonn, ya que su madre había muerto y su padre se vio vencido por el alcoholismo. Ludwig tenía que cuidar de sus hermanos menores, para lo que tuvo que tocar en una orquesta y dar clases de piano durante varios años.

En 1792, fallecido ya su padre, Ludwig regresa a Viena, financiado, por segunda vez, por el príncipe de Bonn. Allí recibió clases de los mejores músicos, como Joseph Haydn, y dio numerosos conciertos de piano.

A partir de ahí, Beethoven trabajó en su música y se convirtió en un personaje conocido y admirado por su genialidad, a pesar de su carácter fuerte e impulsivo. Pronto pudo dedicarse totalmente a componer, sin necesidad de dar conciertos.

Entretanto, su sordera iba en aumento, pero no le impedía componer febrilmente.

Tuvo varios romances con damas de la nobleza, pero nunca llegó a casarse, alguna vez por causa de las restricciones sociales que dominaban la época, de separación entre nobleza y vulgo.

La nobleza austríaca se unió para asignarse una pensión anual que le permitiera vivir cómodamente en Viena, y así se convirtió en el primer artista independiente de la historia, ya que no servía a ninguna casa aristocrática y tenía total libertad para componer.

Sus últimos años de vida los pasó casi totalmente solo a causa de la sordera y con problemas económicos.