Biografía de Pío Baroja y Nessi

Pío Baroja nació en una familia muy conocida de San Sebastián, relacionada con el periodismo y negocios de imprenta. Fue el tercero de cuatro hermanos. Su padre, Serafín Baroja, era periodista de ideas liberales e ingeniero de minas del Estado. Esta profesión y su inquietud llevaron a la familia Baroja a constantes cambios de residencia, lo que hizo crecer en Pío una afición por los viajes, pero también le convirtió en un tanto desarraigado.

Desde muy joven, Pío Baroja fue aficionado a la lectura. Leía todo lo que llegaba a sus manos.

En 1891 terminó la carrera de Medicina en Valencia y en 1894 se doctoró en Madrid con una tesis sobre el dolor.

No fue un estudiante destacado, no le interesaba nada en concreto, ni le atraía ninguna profesión. Sí le gustaba escribir y leer filosofía, especialmente a Schopenhauer y a Nietzsche. Pío Baroja no era un hombre de acción, sino de pensamiento. Sin embargo, cuando volvió a Guipúzcoa para cubrir una plaza de médico le pareció que la vida allí era insulsa, y decidió regresar a Madrid, donde colaboró en periódicos y revistas, al tiempo que se encargaba de la panadería que hasta entonces había regentado su hermano.

En 1900 publicó su primer libro, la recopilación de narraciones cortas titulada Vidas sombrías. En esa época conoció y se hizo muy amigo de José Martínez Ruiz, Azorín, y también de Ramiro de Maeztu. Durante un tiempo le tentó la política, pero no tuvo éxito, y abandonó.

A partir de 1903 viajó por varios países de Europa, como corresponsal de prensa

Cuando estalló la Guerra Civil, tras ser detenido por una columna carlista, se trasladó en Francia. En París le ofrecieron ser director del Colegio de España. Poco tiempo después de terminada la contienda, regresó a España y se instaló en Madrid.

Enfermo de arterioesclerosis, murió en 1956. Por su voluntad, fue enterrado en el cementerio civil de Madrid como ateo. Unos años antes ya habían muerto su hermana Carmen, madre del escritor Julio Caro Baroja, y su hermano Ricardo, escritor y pintor. Él nunca se casó y no tuvo hijos.

Sus obras más representativas son la trilogía de La lucha por la vida -La busca, Mala hierba y Aurora roja-, Zalacaín el aventurero, El árbol de la ciencia y Las inquietudes de Shanti Andía. También escribió memorias y confesiones autobiográficas, como Camino de perfección y Desde la última vuelta del camino.

Dijo: "Son los inocentes y no los sabios los que resuelven las cuestiones difíciles".