México 1970: ¡Jogo bonito!
Si tuviéramos que quedarnos con un Mundial de fútbol, sin dudarlo elegiríamos el de Sudáfrica 2010, que tan brillantemente ganó la Selección española. Pero los futboleros de vieja escuela y de memoria fresca seguramente no olvidarán el que se celebró en México en 1970, para el que por cierto España no se clasificó. ¡Cosas de aquellos tiempos en los que todavía no teníamos ni a Iniesta ni a Xabi Alonso! Y es que, desde luego, resulta difícil no recordar aquella primorosa forma de jugar con la que el equipo brasileño deslumbró al mundo, y que acuñó para siempre aquello de jogo bonito, o sea, "juego bonito", con el que se ha asociado a Brasil. Por supuesto, la canarinha ganó aquel mágico campeonato, venciendo 4-1 a Italia en la final, que se diputó en el estadio Azteca de la Ciudad de México, ante más de 100.000 enfervorizados espectadores, que disfrutaron de lo lindo.
Lo de conquistar su tercer Mundial, sin embargo, para muchos fue quizá lo de menos. Y es que lo que de verdad mereció la pena durante todo el campeonato fue ver a esos jugadores que, más que tocar el balón, parecían bailar samba con él en los pies. Ahí estaban, entre otros, "O Rey" Pelé, Brito, Clodoaldo, Jairzinho, Gérson, Tostão, Rivelino...; en fin, un extraordinario equipo que casi todo el mundo de sabía de memoria y que, para muchos, ha sido, con permiso del combinado español de los últimos años, el mejor de todos los tiempos, o eso hemos pensado durante mucho tiempo, sin miedo equivocarnos demasiado.
Además, en México, la Selección brasileña tuvo la oportunidad de saldar una vieja deuda, por decirlo de alguna manera; es decir, de derrotar en la semifinal a Uruguay, la selección que, en 1950, en el Mundial que se disputó en Brasil, había protagonizado el famoso "maracanazo", venciendo en la final al equipo anfitrión, una amarga derrota que para el país fue un verdadero drama nacional. Pues ojo que, como se descuiden otra vez, quién sabe si este año les puede volver a suceder lo mismo, que la Selección nacional ha llegado a tierras brasileñas dispuesta a amargarle el campeonato a la torcida (aunque no puede decirse que la cosa haya empezado muy bien), la apasionada afición brasileña, que anda crecidita con su equipo. Pero, para su desgracia suya y lamento nuestro, ya no saltan al césped Pelé, Tostão, Rivelino y compañía, que hubo un tiempo en que nos hicieron creer que el fútbol era un "truco de magia".
[José Molina]
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