¡Quiero una Mariquita Pérez!
Si se te antojaba una Mariquita Pérez estabas perdida, eran muy caras y mis padres no estaban para esos gastos, pero la realidad es que todas soñábamos con tener una Mariquita Pérez. Era ¡la reina de las muñecas! y tan reina, 110 pesetas costaba... un dineral.
Fue un boom, todas las niñas querían esa muñeca, y se creó todo un universo alrededor de ello. Se escuchaban las Aventuras de Mariquita por la radio, incluso se habló de hacer una película, había concursos y programas de radio dedicados especialmente a ella, por ejemplo "Jueves de Mariquita" en el que las madres enviaban fotografías de sus hijas con la muñeca (Facebook a su lado ¡una broma!), se hacían reuniones de seguidoras en su tienda de Núñez de Balboa, e incluso se premiaba a las mejor vestidas o a las que se vistieran igual que su muñeca.
Menuda era Leonor Coello, lo que se conocería hoy como una emprendedora de primera con unas ideas que muchos habrían considerado estrafalarias, pero que le supusieron un éxito total. Ella tuvo la idea de montar los escaparates como si de películas de Hollywood se tratasen, incluso consiguió que la Metro Goldwyn Mayer le prestase algunas maquetas. Así que película que salía, película que protagonizaba Mariquita en sus escaparates, y ahí nos tenías a todas, pegadas al cristal viendo como libraba batallas o se convertía en Escarlata O´Hara.
Luego llegabas a casa y jugabas con tus peponas de cartón, que no tenían 400 complementos, ni escenarios de película, ni baúles, ni perchas para sus 300 vestidos, pero ni falta que nos hacía, porque para eso ya teníamos nuestra imaginación.
[José Molina]
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