Pasión italiana

No sé exactamente por qué razón -o quizá sí es fácil adivinarlo-, pero lo cierto es que sentíamos verdadera pasión por la música italiana, especialmente desde finales de los años 50 y hasta bien entrados los 70.
Desde luego, la lista de los cantantes que en aquellos tiempos cruzaron los Apeninos para triunfar en nuestro país era interminable: Claudio Villa, Adriano Celentano, Domenico Modugno, Gino Paoli, Gigliola Cinquetti, Bobby Solo, Mina, Nicola di Bari, Jimmy Fontana, Patti Bravo, Pino Donaggio, Iva Zaniccchi, Milva, Peppino di Capri..., y muchos otros, de los que más de uno se acordará enseguida.

Además, como es lógico suponer, también fueron muchas las canciones que tuvieron un gran éxito en nuestro país, en justa correspondencia al número de cantantes que las interpretaban.

Entre ellas, siempre recordamos con nostalgia y emoción "La bambola", "Il mondo", "Volare", "La riva bianca, la riva nera", "Prima cosa bella", "Nel blu dipinto di blu", "Non ho l'étà", "Senza fine", "La música è finita", "Una lacrima sul viso"..., y tantos otros temas más que formaron parte indivisible de nuestra juventud más romántica.

El hecho de que la mayoría de estas canciones también se grabaran en español acrecentaba, sin duda, sus posibilidades de éxito en nuestro país, pero lo que sobre todo logró cautivarnos es que todas ellas eran melodías preciosas, que sabían emocionarnos como pocos temas lo lograban entonces, y precisamente de emoción era de lo que más necesitados andábamos.