La publicidad era cosa de mujeres

Especialmente a partir de los años 60, cada vez fue más creciente el papel que la mujer jugaba en el ámbito publicitario. De hecho, no había anuncio en el que no apareciera una chica joven o una señora más madura, en función del producto que había que vender y del público al que iba dirigido.

No obstante, lo que también es cierto es que, a medida que la década fue avanzando, y con ella, supuestamente, la propia mentalidad de los españoles, ese rol publicitario de la mujer se fue en buena medida transformando. Así, si al principio su imagen era casi siempre utilizada para retratar a una ama de casa pendiente de su hogar, de sus hijos y, en general, de su familia, o sea, como la vida misma, poco a poco, por fortuna, su figura fue empezando a utilizarse para mostrar a una mujer mucho más independiente, moderna, sofisticada, elegante y consumidora, que era capaz de decidir por sí misma.

De ese modo, si en los comienzos de los 60, como en épocas anteriores, la presencia de la mujer era obligada en anuncios de máquinas de coser, planchas, lavadoras, utensilios para la limpieza..., así como todo tipo de productos destinados a la familia, a los niños o exclusivamente a hombres, como bebidas y tabaco, a finales de esa década ya veíamos a una mujer anunciando un elegante modelo de jersey o una gabardina, un producto de belleza y hasta una enciclopedia ilustrada.

Lo que, desde luego, ya no está tan claro es si aquel "cambio de roles" que fue situando a la mujer donde debía estar, luego llegó a cumplirse del todo. Incluso hoy día, a veces dudamos si estamos en pleno siglo XXI o, de vez en cuando, retrocedemos a principios de los 60.