'¿Conoce mejor forma de morir que ayudando a los demás?'

martes, 2 de junio de 2020

'¿Conoce mejor forma de morir que ayudando a los demás?'

Hace días vimos en portada una foto que no parecía tener nada de especial en estos tiempos. Pero lo cierto es que bajo el anonimato se escondía la historia de una mujer valiente y solidaria.

Lo vimos en el periódico ABC de Sevilla y no nos llamó la atención. La foto en portada reflejaba a unos policías entregando una mascarilla a una señora mayor en una estación de tren. Una imagen habitual en tiempos del coronavirus que no hacía presagiar que detrás de esa foto se escondía una de las historias más solidarias y conmovedoras que nos está dejando esta crisis sanitaria.

Ana María, de residencia a residencia

La fotografía se tomó en la estación de Santa Justa, pero el viaje de esta mujer había comenzado en Jerez y seguiría en Granada. Unos minutos bastaron para que el policía que le entregaba la mascarilla a esa mujer de edad avanzada descubriera que no era una persona corriente, sino uno de esos héroes que están saliendo a la luz en medio de la pandemia. ¿Y en qué consistía el viaje de Ana María? Porque los héroes anónimos también tienen nombre.

Ana María venía de Jerez después de haber pasado unas semanas trabajando de voluntaria en una residencia. Como sabemos, las residencias tienen un alto índice de infección y son lugares donde el coronavirus ataca con más dureza. El peligro estaba asegurado para esta mujer que se encuentra entre el grupo de más riesgo pero a la que parecía no importarle su situación. Tenía que ayudar. Y si alguien necesita ayuda en estos tiempos son nuestros mayores.

Cuando en la residencia de Jerez se estabilizó la situación sanitaria, Ana María siguió su particular viaje en busca de otra residencia en la que echar una mano. Y se dirigía hacia Granada cuando se tomó la fotografía. No le faltaron los obstáculos en la estación de Santa Justa porque Ana María hacía años que no viajaba y no sabía cómo sacar el billete, ya que solo podía hacerlo con tarjeta para evitar el dinero en efectivo. Por supuesto encontró ayuda entre los policías y el personal de limpieza de la estación.

Y consiguió su billete para llegar a una residencia granadina donde estaban escasos de personal para atender a los mayores. No sin antes dejar sin palabras a los policías de Santa Justa cuando le preguntaron por qué arriesgaba su vida de esa manera. Ella contestó que si acaso sabían de otra manera mejor de morir que no fuera ayudando a los demás. Por nuestra parte, solo esperamos que Ana María siga ayudando durante mucho tiempo.

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