La provechosa cuarentena de un religioso con coronavirus

jueves, 11 de junio de 2020

La provechosa cuarentena de un religioso con coronavirus

Las mascarillas dobles que utilizan los sanitarios son bastante molestas y a este religioso se le ocurrió una idea para facilitarles la jornada laboral.

El personal sanitario se está dejando la piel (y a veces literalmente) para cuidar de los enfermos en esta pandemia. El equipo que llevan resulta de lo más incómodo, pero es necesario para no correr más riesgos de los necesarios. Sin embargo, las molestias están ahí y nos hemos encontrado con este proyecto solidario de un religioso carmelita de Salamanca que nos ha encantado.

El invento para que las gomas de las mascarillas no molesten

Hablamos de Daniel Lomas, un religioso carmelita de 25 años del Convento de San Andrés en Salamanca. Daniel enfermó de coronavirus y pasó una noche en el hospital a consecuencia del asma. Solo una noche le bastó para darse cuenta de que el personal sanitario que le atendía sufría las consecuencias de las molestas gomas de las mascarillas dobles que tienen que utilizar a diario y en sus largas jornadas.

Regresó al convento junto a los otros 16 hermanos de su comunidad y pasó aislado 38 días en su habitación. En ese tiempo tuvo tiempo para pensar, para vencer el miedo a la enfermedad y para idear un proyecto que aliviara las molestas del personal del hospital. En su cuarentena, Daniel creó un proyecto solidario en el que ahora participa toda la comunidad de religiosos en la que vive. ¿Y en qué consiste su idea?

Pues nada más y nada menos que hacer salvaorejas para las gomas de las mascarillas en su impresora 3D. No se trata de un invento casero, ni nada por el estilo. Al convento llegó un modelo homologado por las autoridades sanitarias de Castilla y León y Daniel lo reprodujo en su impresora. Con todas las medidas de seguridad, todos los religiosos del convento participan de este proyecto solidario.

Ya han realizado 1.406 salvaorejas y se han aventurado también con las pantallas, de las que llevan ya 126. Los productos los han repartido en hospitales de Salamanca, Zaragoza, Asturias, Málaga o Valencia y tienen en su correo electrónico unas 900 solicitudes pendientes. Los religiosos de este convento de San Andrés siguen trabajando en este proyecto solidario siguiendo las recomendaciones de las autoridades sanitarias durante todo el proceso, desde la fabricación hasta la entrega pasando por el embalaje

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