Conclusiones de FITECU, la Feria Internacional de Innovación y Tecnología al Servicio de los Cuidados

Vivimos un cambio de época

El debate sobre la soledad no deseada nos plantea un problema complejo: mientras hace sesenta o setenta años el reto era la creación de sistemas fuertes de protección social, hoy día, a la vez que siguen siendo necesarios estos pilares, nos encontramos con nuevos retos que son transversales al estado de bienestar. La soledad no deseada es un ejemplo de nuevas situaciones a las que se confrontan las políticas públicas. Mientras las tecnologías pueden descargar a las personas que cuidan y pueden aportar más seguridad, comodidad o control en los hogares con personas con dependencia, no resuelven la carencia de relaciones significativas que necesitan las personas en situación de dependencia o con necesidad de apoyo, que necesitamos todas las personas. La soledad replantea elementos esenciales del contrato social que exige reconocer la labor de los cuidados sea informal o formal, y abordar la dependencia en el entorno comunitario humanizando los modelos de cuidados industriales y burocráticos.

El nuevo modelo de cuidados está centrado en la persona, autodirigido, e integrado en la comunidad

El modelo castellanoleonés "a gusto en casa" indica un cambio de paradigma de la asistencia social en el apoyo a la vida independiente. En el centro está la persona que decide qué apoyos necesita para materializar su proyecto de vida, de acuerdo a su ciclo vital. Construido alrededor de un concepto de "hogar seguro", se moviliza una cartera de servicios que nunca quiere remplazar los apoyos informales existentes y que se sustenta en dispositivos tecnológicos y domóticos que ayudan a mantener las personas en sus pueblos y barrios, si así lo desean. En otras palabras, no se trata solamente de identificar las necesidades, sino de escuchar las aspiraciones de las personas y buscar respuestas flexibles, adaptadas al proyecto de vida que se articula con el gestor de proyecto como traductor del deseo de la persona y su entorno y al que han de responder los recursos y servicios públicos. La tecnología es facilitadora, abarata costes y da seguridad adicional.

El clúster de innovación en tecnologías al servicio de los cuidados es una herramienta promovida por el poder público que facilita el desarrollo estratégico de soluciones a retos complejos de la sociedad. Crear proyectos específicos, como asegurar el apoyo tecnológico a un nuevo modelo de los cuidados, permite potenciar las relaciones en la cuádruple hélice, y articular relaciones estables entre la administración pública, la empresa, la academia, el tercer sector y las comunidades. En el clúster se desarrolla una armonía estratégica que alinea los intereses hacia una misión compartida en el medio plazo. De esta manera, un Estado emprendedor, puede dirigir el esfuerzo y la capacidad innovadora hacia los retos de la soledad, el envejecimiento, y la despoblación rural, para dar una solución integral que no solo dé respuesta a las necesidades y aspiraciones de la persona con dependencia, sino que crea empleo en la proximidad. En los procesos de investigación y desarrollo de soluciones tecnológicos se ha comprobado que desde el principio hay que involucrar a personas usuarias y ciudadanía para que la tecnología sea adoptada y adaptada a las necesidades a resolver.

En el desarrollo de nuevos modelos de respuesta y apoyos tecnológicos es importante considerar el perfil de género. Sigue siendo verdad que la mayoría de los trabajos de cuidados, y sobre todo los compromisos relacionales con sus cargas emocionales, recaen en las mujeres. A la vez, son justamente estos trabajos los que tienen poco reconocimiento social y muchas veces se desarrollan en situaciones laborales precarias y de escasa remuneración. Si el sector de los cuidados se dota de más apoyo tecnológico es una oportunidad de profesionalizar el sector, para lo que es necesario asegurar la formación de las personas que cuidan. La Estrategia Europea de los Cuidados pone el foco en el reconocimiento del trabajo femenino. Para ello es necesario promover más diversidad en el sector, atrayendo más hombres en las tareas profesionales e informales de cuidado. El desarrollo de tecnologías no es neutro en términos de género y debería tener en cuenta los patrones específicos de las personas que las usan, tanto como cuidadoras como personas con dependencia.

El territorio es una categoría clave en la prestación de servicios y en el desarrollo de innovaciones sociales y tecnológicas. La experiencia de Castilla León es un ejemplo de cómo las políticas públicas que aseguran derechos subjetivos de cuidados se integran en una estrategia local de creación de empleo y una perspectiva regional para fomentar los polos de innovación tecnológico. Cada vez más se reconoce el valor y la necesidad de la proximidad en su doble sentido: proximidad funcional que requiere la disponibilidad de recursos, su asequibilidad y accesibilidad, y la proximidad relacional, es decir, personas que tienen relaciones significativas con las personas que necesitan cuidados. Los cuidados plantean una nueva dimensión de los servicios sociales: mientras los servicios sociales clásicos no se pueden encargar de todas las crisis de autonomía de las personas, la perspectiva de los cuidados va más allá de la prestación del servicio universal y busca movilizar recursos comunitarios; desde este nuevo enfoque, el arraigo territorial, sea en el barrio o en la comarca cobra mucha más relevancia, las nuevas tecnologías pueden apoyar estos procesos autoorganización, pero no pueden remplazar la primacía de lo social.