MOBILIARIO
Sanear un mueble antiguo
Los muebles antiguos o humildemente «viejos» ponen, muchas veces, la nota especial en un ambiente clásico o el contraste en una decoración vanguardista. Pero, al rescatarlos para darles vida nuevamente, nos podemos encontrar con sorpresas.
El saneamiento de un mueble consiste en la limpieza exterior e interior de su madera. Para el exterior, generalmente se emplean productos que suelen ser bastante abrasivos; por lo tanto, deben utilizarse con gran precaución para no dañar la madera. La limpieza interior debe entenderse como un proceso de curado, ya que algunas maderas son infestadas por xilófagos, produciéndose una serie de perforaciones que las dañan estructural y estéticamente.
La luz, la temperatura y la humedad son factores que también influyen en la conservación de la madera. El exceso de humedad ocasiona muchos de los deterioros físicos de la madera.
Carcoma
Generalmente, los insectos que infestan la madera se denominan xilófagos, que significa comedores de madera. Así pues, la carcoma es una especie de xilófago, como las polillas y las termitas.
Hay maderas que son más propensas a ser infestadas que otras. Por ejemplo, el olivo, el nogal y el roble son especialmente sensibles a los xilófagos. En cambio, la caoba es una especie arbórea inmune a los insectos.
En las infestaciones de las maderas las hembras depositan sus huevos en las grietas y los ensambles sueltos. Los gusanos que nacen son pequeñísimos y perforan la madera en su interior por un período de dos años; durante este tiempo el ciclo se repite y las hembras van diseminando los huevos por todo el mueble. Pasados los dos años, las carcomas salen a la superficie transformándose en escarabajos con alas. Este es en síntesis el ciclo de vida repetitivo de los xilófagos.
Los escarabajos emergen a finales de primavera o a comienzos de verano. En estos momentos debe prestarse especial atención a los muebles. Los xilófagos se suelen detectar gracias a los pequeños montones de serrín amarillo muy fino depositados debajo o al lado de los muebles.
Cuando se observen estos montones de serrín, se examinará el mueble para descubrir los agujeros de salida del escarabajo. Seguidamente, se procederá a aplicar insecticida, bien sea por pulverización, pincelado, inyección o inmersión.
Lo más recomendable es inyectar el producto con una jeringuilla en todos los agujeros que se encuentren e impregnar el resto de la superficie mediante un pincel. También puede usarse el insecticida por pulverización utilizando un producto antixilófagos en aerosol. La aplicación siempre debe realizarse en lugar bien ventilado, empleando guantes y una mascarilla.
Enmasillados
El proceso de tapar pequeños defectos de la madera se efectúa mediante las denominadas masillas. También se utilizan para tapar los pequeños orificios ocasionados por la acción de los xilófagos que viven en la madera. Las pequeñas grietas superficiales también pueden repararse con masillas.
Existen masillas ya preparadas que son iguales que las que se elaboran en el taller, fabricadas con derivados celulosos o sintéticos. Algunas se pueden teñir para obtener el tono deseado.
Independientemente del tipo que se utilice, la masilla se aplica con espátula en las perforaciones, alisándola sobre la superficie de la madera y eliminando luego la cantidad sobrante.
Todas ellas merman una vez se han secado, por lo que es necesario realizar varias aplicaciones, con su correspondiente secado, hasta tapar perfectamente todos los agujeros y las grietas. Siempre es necesario un lijado final, que permite eliminar la masilla sobrante y unificar la superficie de la madera.
En cuanto al color de la masilla, es muy importante tener en cuenta que, debido a su composición, es muy difícil que tome el color del barniz que se le aplique encima, por lo que es preferible preparar las masillas de una tonalidad más oscura, para que, una vez barnizado el mueble, no se observe irregularidad alguna en el color.
Ceras duras
Para tapar agujeros, además de las masillas también se emplean mezclas de ceras duras. Estas se aplican cuando la madera ya ha recibido el acabado final, por lo que es más sencillo escoger el color adecuado.
Las ceras duras se comercializan en forma de barras largas y se presentan en diferentes tonalidades, pudiéndose mezclar entre sí. Para realizar una mezcla, se pellizca una pequeña cantidad de las barras y con una pistola de aire caliente se calientan las ceras que se desean mezclar. Cuando se enfrían, se amasan con los dedos hasta conseguir un cilindro. Entonces, puede aplicarse la cera sobre los orificios con la ayuda de una espátula de madera. Para conseguir la tonalidad deseada, pueden añadirse anilinas a las ceras disueltas, con lo que es fácil obtener una inmensa gama de colores.
Texto: Anna Llimós.
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