Mastín Napolitano
El gigante Mastín Napolitano tiene una forma de andar lenta y pesada, muchas veces comparada con la de un oso. Es un perro de guarda y defensa por excelencia, poderoso y fuertemente construido.
El carácter de este perro es dócil, no es agresivo, aunque se le considera un incansable perro de defensa, tanto de las personas como de las propiedades.
Obediente y tranquilo, sólo ataca en caso de orden o cuando se le provoca. El Mastín Napolitano es receptivo al adiestramiento, aunque bien es cierto que es recomendable comenzar su educación muy pronto.
No es infrecuente que sea un tanto obstinado, testarudo, e incluso a veces tímido. Cauteloso con los extraños y cariñoso y fiel con su propia familia, el Napolitano es un perro casero que no disfruta con los cambios bruscos.
Origen:
El Mastín Napolitano desciende del Mastín del Tíbet que, a través de los molosos criados por los Griegos, llegó en los tiempos de la magna Grecia a las costas de la región Campania italiana. Desde entonces fueron criados con habilidad por los romanos, que los empleaban como perros de guarda y de combate. La historia de esta raza está inevitablemente unida a la del imperio romano. Con su caída casi desaparecieron, pero unos pocos lograron salvarse y fueron conservados por criadores que los fueron cruzando cuidadosamente.
Tamaño:
Suelen medir entre 50 y 70 cm de altura.
Peso:
En su etapa adulta pueden superar los 70 kg.
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