'Florian maier-aichen', museo thyssen-bornemisza, Madrid

Entre los temas preferidos de Florian Maier-Aichen (Stuttgart, 1973) destacan los paisajes de montaña y la costa californiana. Son imágenes que deben mucho a la pintura y a la fotografía monumental y panorámica del siglo XIX. Una representación teatral y sublime de la naturaleza donde los paisajes están enormemente estilizados, con puntos de vista sorprendentemente inusuales e incluso extremos, desde helicópteros o desde la cima de una montaña, como hacían los primeros topógrafos.
A ello se suma una extraordinaria destreza en el control de los aspectos formales, el encuadre y el tamaño de las imágenes (a menudo de grandes dimensiones), la densidad lumínica y, sobre todo, el uso de un espectro de colores muy poco convencional, que está más cerca de la pintura que de la fotografía.

Las imágenes de Maier-Aichen, captadas con cámaras analógicas de gran formato, son objeto de un cuidado proceso de manipulación digital. Cada imagen totaliza y encuadra un microcosmos que obedece a un riguroso sentido de la composición y de la organización interna, donde lo real y lo virtual no están claramente diferenciados.