Recuperación y tratamiento de accidente cerebro-vascular

En el caso de un accidente isquémico transitorio, la recuperación es completa al cabo de 24 horas. Por el contrario, si se trata de un auténtico accidente vascular, raras veces es completa la recuperación y resulta, casi siempre, imposible de predecir.

Una vez superada la fase aguda de la enfermedad, si las secuelas persisten, es necesario recurrir a la rehabilitación en un centro especializado. Los tratamientos suelen tener una duración media de tres meses. En algunos casos, es posible realizarla en casa con la ayuda de un fisioterapeuta y un ortofonista.

Es probable que el enfermo tenga que aprender a convivir con limitaciones, a desplazarse en silla de ruedas o con un andador; a comer, lavarse y escribir con la única mano válida. Aunque el accidente haya sido súbito, la recuperación y la readaptación serán lentas. Pero no hay que desanimarse: los progresos se notan al cabo de meses o, incluso, años.

Tratamientos prometedores

En Estados Unidos se utiliza un método que se ha ido introduciendo paulatinamente en Europa. La trombolisis por vía venosa se inspira en el método que se aplica a nivel cardiaco en caso de infarto. Consiste en inyectar un producto que disuelva el coágulo. Por lo tanto, no se puede recurrir a este sistema en caso de hemorragia cerebral, sólo en casos de obstrucción arterial.

Este tratamiento ha dado resultados muy alentadores: la proporción de curaciones sin secuelas se ha duplicado, mientras que los casos de fallecimiento se han reducido a la mitad. La condición primordial del éxito es la actuación inmediata. La inyección debe ponerse en las 6 horas que suceden al accidente y, de manera ideal, durante las 3 primeras horas. El tratamiento acabará generalizándose y, en un futuro, contribuirá no sólo a salvar vidas, sino a mejorar «calidades de vida».