DESHIDRATACIÓN
Prevenir la deshidratación en enfermos dependientes
A más edad, menos sed, pero se necesita más agua que en la juventud.
Disminuye la sensación de sed, pero con la edad se hace preciso beber más. El aporte hídrico, en cantidades adecuadas, es fundamental para prevenir la deshidratación.
Con el envejecimiento, disminuye la sensación de sed. Además, puede dejarse de beber como una consecuencia más de una anorexia o debido, simplemente, al temor a los efectos de la incontinencia.
Sin embargo, una persona mayor necesita más agua que una joven. El aporte hídrico aconsejado por los especialistas es de entre 1,5 y 2 litros diarios, de los cuales 0,7 debe ser en forma de bebida. En verano, hay que aumentar la dosis.
Es preciso insistir en que la persona mayor beba un vaso de agua a media mañana y otro hacia las cinco o las seis de la tarde. Si hace mucho calor, será preciso que tome un baño o una ducha. Es importante, además, que se humedezca la cara, el cuello, los antebrazos y las piernas con un paño húmedo o con un vaporizador. Si no le gusta el agua, puede probar con otras bebidas: té, zumos, poner una gotita de vino en el agua... Y no hay que olvidar los consomés y las sopas.
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