¿Cómo se diagnostica la EPOC?

El diagnóstico de la EPOC se basa en la espirometría. Una prueba sencilla, barata y no dolorosa que consiste en soplar por un tubo. En ella, se miden varios parámetros pero existe uno de gran importancia en la valoración de la gravedad de la EPOC que se llama FEV1. El FEV1 tiene valor pronóstico sobre la esperanza de vida y sobre la capacidad de realización de ejercicio.

Existen otras pruebas que no son necesarias siempre para el diagnóstico. Es muy probable que sumédico realice también una radiografía de tórax, que realizará sobre todo si le quedan dudas diagnósticas. También puede realizar otras pruebas de función respiratoria pero no suelen utilizarse. En raras ocasiones, puede ser necesario realizar una tomografía computarizada del pulmón para eliminar posibilidades diagnósticas en aquellos casos en los que hay exposición laborar a determinadas sustancias y la historia de tabaquismo no es muy clara.

Si hay mucha alteración en la espirometría o hay alteraciones en la exploración, su médico solicitará un electrocardiograma. A veces, también puede ser conveniente la realización de una ecografía cardiaca en la que se pretende descartar hipertensión en la circulación pulmonar o que el corazón derecho funcione con poca fuerza.