Objetivo: borrar las manchas de la piel

«Se oye hablar tanto del cáncer de piel que me paso el día ob­­servándome las man­­chas de la edad, te­­miendo que puedan ser sig­­no o an­­tesala de un melanoma», con­­­­fiesan muchas mujeres mayores de 40 años en las consultas de los der­­matólogos. La respuesta que en­­cuentran suele ser casi siempre tran­­quilizadora, porque, a pesar de su as­­­­pecto sospechoso, las auténticas man­­chas de la edad (que, en efec­­to, suelen aparecer a partir de los 40 años) no entrañan riesgo para la sa­­lud y no requieren tratamiento.

Manchas solares
Denominadas «lentigos solares» en medicina (lentigo significa «mancha con aspecto de lenteja» en latín), qui­­zá deberían llamarse manchas so­­lares, porque son consecuencia de la exposición repetida a la luz solar a lo largo de años. Como es sabido, dicha exposición estimula los melanocitos, células de la piel que contienen el pigmento melanina, eficaz mecanismo de defensa que los humanos desarrollamos a lo largo de nuestra evolución en el planeta para protegernos de los efectos de la radiación solar.

Aunque más comunes y abundantes en personas de piel clara, las manchas de la edad pueden darse también en pieles más oscuras. El tamaño es variable (desde pequeños punti­tos hasta manchas de más de 2,5 cm, e incluso pueden agruparse va­­rias, dan­­do la sensación de que se trata de una realmente grande). Una cons­­tante de las manchas es que, la­­mentablemente, no suelen llegar so­­las; casi siempre vie­­nen asociadas a otros daños derivados de la exposición al sol (o a las sesiones de ra­­yos UVA en los centros de bronceado), entre ellos, arrugas pro­­nun­­cia­­das, piel se­­ca y ás­­pera, venas finas en cara, nariz y ore­­jas, piel trans­­lúcida, tan fina co­­mo el papel...

Pero necesitamos el sol
La pregunta es: ¿debemos evitar el sol totalmente para evitar todas esas an­­tiestéticas consecuencias? La respuesta de los médicos es un NO ta­­jante. Necesitamos exponernos al sol para conseguir buenos niveles de vi­­­­ta­­mina D y evitar la osteoporosis (pre­­ci­­samos vitamina D para asimilar el calcio de la dieta) y otras enfermedades crónicas (incluso la enfermedad car­­diovascular y el cáncer), pero tenemos que tomar el sol con sen­­satez, no más de 30 minutos al día y a ser po­­si­­ble evitando las horas del mediodía. A par­­tir de esa media hora, hay que evi­­tar el sol y protegerse con cremas solares (que siempre deben tener un factor de protección solar no menor de 15).

Descartar los riesgos
Aunque son antiestéticas, las manchas de la edad no entrañan riesgo. Una única recomendación: vigilar las manchas, pecas o lunares de co­­lor muy oscuro y que cambian de as­­pecto, porque pueden ser signo de melanoma, el cáncer de piel más gra­­ve. Hay que consultar al médico si la mancha, peca o lunar:
>Es muy oscura
>Aumenta de tamaño
>Tiene bordes irregulares
>Presenta una extraña combinación de colores...

Si resulta sospechosa, el médico pe­­dirá una biopsia para descartar la posibilidad de cáncer o, en su caso, tratarlo.

Marisol Guisasola