Estudio y tratamiento del cáncer de mama
La glándula mamaria es un órgano sometido a múltiples cambios a lo largo de la vida de la mujer que pueden determinar la aparición de alteraciones. La gran mayoría de ellas son de carácter benigno, pero también pueden ser origen de un cáncer. Dentro de las masas palpables de origen benigno, las más frecuentes son las que están relacionadas con las hormonas femeninas.
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Área de Patología Mamaria
La glándula mamaria es un órgano sometido a múltiples cambios a lo largo dela vida de la mujer que pueden determinar la aparición de alteraciones. La gran mayoría de ellas son de carácter benigno, pero también pueden ser origen de un cáncer. Dentro de las masas palpables de origen benigno, las más frecuentes son las que están relacionadas con las hormonas femeninas. Son unas alteraciones que aparecen mientras la paciente está en edad fértil. Por lo tanto, cuando llega la menopausia la gran mayoría de ellas desaparecen. El cáncer mamario es el tumor más frecuente en la mujer. En España, la incidencia de un carcinoma de este tipo se puede cifrar en 4 ó 5 por cada cien mujeres. Además, de cada cien cánceres de mama, 99 asientan en la población femenina, mientras que uno se presenta en el varón. A pesar de que puede presentarse en cualquier mujer y a cualquier edad, existen algunos factores que aumentan el riesgo: retraso en la edad del primer embarazo, hábitos alimentarios (alto consumo de grasas), edad mayor de 40 años y muy especialmente la existencia de otros casos de cáncer de mama en familiares directos, sobre todo si estos casos ocurrieron en edades jóvenes. De cualquier forma, el cáncer de mama verdaderamente hereditario es muy raro, puesto que afecta a menos del 10% de los cánceres mamarios. El conocimiento de estos factores hace que se aconseje el inicio de los chequeos mamarios mediante mamografía a partir de los cuarenta años. En el caso de existir factores de riesgo deben iniciarse antes y el especialista en enfermedades de la mama será el indicado para seleccionar la exploración más adecuada y la periodicidad de su realización en cada caso. Durante las últimas décadas, su frecuencia ha aumentado pero también se asiste a un incremento significativo en el índice de curaciones. Se debe fundamentalmente a la importante mejora de medios, tanto en formación de especialistas como en aparición de nuevas técnicas y perfeccionamiento de las existentes. Por otro lado, la sensibilización de la mujer para asistir a controles médicos ha dado origen al descubrimiento de imágenes mamarias que, no siendo detectables en el curso de un examen de palpación, son descubiertas a través de técnicas de mamografía. Profesionales procedentes de distintas áreas de la medicina, Cirugía, Radiología, Ginecología, Anatomía Patológica y Citología, Cirugía Plástica, Radioterapia y Oncología, aportan los conocimientos sobre patología mamaria propios de su especialidad, en beneficio del diagnóstico y la orientación de los posibles tratamientos para cada paciente. El objetivo principal es que se desarrollen en un área todos los estudios que conlleva cualquier tipo de patología en la mama. Esto obliga a que haya una gran coordinación entre las personas implicadas. De esta manera, se pretende lograr una atención al más alto nivel sanitario, en el menor tiempo posible y con las menores molestias para el paciente.
Los especialistas aconsejan el inicio de los chequeos mamarios a partir de los cuarenta años
Los controles periódicos permiten la detección de posibles alteraciones mamarias. La realización de un diagnóstico precoz es uno de los principales mecanismos de control de posibles alteraciones mamarias. Por eso, durante los últimos años se ha incidido en la importancia de las campañas de prevención. Como consecuencia de estos controles periódicos en mujeres que no presentan ningún tipo de manifestación a nivel mamario, así como la práctica en ellos de los estudios adecuados para cada caso, los tumores que se descubren son cada vez más pequeños. La mayoría de estas imágenes anormales que una mujer puede encontrar a lo largo de su vida corresponden a alteraciones de carácter benigno, frecuentemente de origen hormonal y por ello relacionados con el ciclo menstrual. Pero otras muchas se traducen en la fase inicial de un tumor de la mama. Entre los tumores propiamente dichos pueden aparecer de muy distinta naturaleza: unos benignos (de crecimiento exclusivamente local), frente a otros malignos, capaces de extenderse más allá de la mama a otros órganos. Dentro de los tumores malignos existen importantes diferencias. Por un lado, unos evolucionan de una forma semejante a otros cánceres de otras localizaciones, pero existen otros de mejor pronóstico. Estas diferencias sólo pueden ser aportadas mediante distintas técnicas de estudio microscópico y biológico. Esta circunstancia obliga con frecuencia a la necesidad de practicar una biopsia, es decir, extirpar parte del tejido mamario en el que se asienta la alteración, para después ser analizada en el microscopio y poder obtener el diagnóstico definitivo.
Estudio
Para el estudio de la glándula mamaria existen varias técnicas de exploración. Ninguna de ellas ofrece una garantía absoluta de certeza y por ello el especialista en esta patología combina con frecuencia dos o más procedimientos en un intento de asegurar el diagnóstico. Sin duda el examen físico, la mamografía y la punción (para estudio citológico o para microbiopsia) constituyen el trípode fundamental en el diagnóstico de las enfermedades mamarias y especialmente del cáncer de este órgano. La mamografía, radiografía especial de la mama, es la exploración más útil.
Realizada con los equipos modernos aporta imágenes de alta calidad y carece de riesgo. Permite detectar lesiones desconocidas para la paciente, descubrir tumores en su fase más inicial y en la mayoría de los casos logra su curación definitiva. Entre las diferentes exploraciones que se realizan para lograr un buen diagnóstico, destacan el examen físico mamario, la termografía, ecografía mamaria, mamografía e incluso citología por punción o biopsia mamaria.
Tratamiento
El cáncer de mama es el tumor para el que se cuenta con más "armas terapéuticas": Cirugía, Radioterapia, Quimioterapia, Tratamiento Hormonal. Unas tienen un campo de acción local o regional, como ocurre con la cirugía y la radioterapia. En cambio, el tratamiento hormonal y la quimioterapia extienden su acción a todo el organismo y son generalmente complemento de las primeras. No todos los tumores precisan de todas estas formas de tratamiento, aún cuando con frecuencia se utiliza la asociación de más de uno de ellos. La selección del tratamiento en cada caso y su correcta aplicación en el tiempo y en la forma constituyen la base para lograr los mejores resultados. El tratamiento a emplear en cada tumor y su pronóstico están en función del la fase concreta en que se encuentra cada tumor. Si es pequeño, gracias a la importancia del diagnóstico precoz, y no ha salido de la mama, los tratamientos serán más limitados y las posibilidades de curación máximas. Cuanto más pequeña es la alteración, existe mayor número de posibilidades de que no haya afectación de los ganglios axilares. Esta situación mejora de manera importante el pronóstico. Por esta razón, el Area de Patología Mamaria centra su estudio en la localización del ganglio centinela. Se trata de localizar un ganglio que sea representativo del resto. Se denomina ganglio centinela a aquel que de manera proritaria y en primer lugar va a drenar el tumor mamario. En la axila hay entre 15 y 25 ganglios, pero a uno en concreto le llega la linfa de ese hipotético tumor de mama. Si lo analizamos y vemos que está limpio, no es necesario intervenir en el resto. Para el estudio de la situación de los ganglios axilares, desde el Área de Patología Mamaria se está utilizando la técnica del PET (Tomografía por Emisión de Positrones) de manera que defina aquellas mujeres portadoras de un cáncer de mama que no tengan afectados esos ganglios. Si lo que hasta ahora se ha visto parece ser fiable, esta definición podría llevarnos a evitar el vaciamiento axilar de las pacientes. En el momento actual no existe ninguna prueba fiable, ni palpación ni mamografía ni otro tipo de examen, que pueda predecir cómo están los ganglios axilares. Sin embargo, con esta técnica se pretende ver si puede evitarse tratamientos innecesarios.
Investigación
Actualmente el Área de Patología Mamaria centra su trabajo de investigación clínica en la localización del ganglio centinela, como forma de diagnóstico para el estudio de la axila. Esto lleva consigo que se intente desarrollar con más precisión todas las técnicas de las que disponemos para ese cometido, como es el PET o el ABBI. Esta última incide de manera más clara en minimizar la intervención quirúrgica. Por otro lado, desde la Clínica Universitaria se recuerda que van apareciendo nuevos fármacos para quimioterapia que mejoran los resultados pero no se ha logrado disminuir los efectos secundarios. Este es un campo en el que se sigue trabajando ya que sería muy positivo encontrar una medicación que, mejorando la actividad antitumoral, disminuyera los efectos contra otros órganos.
La técnica ABBI permite la extirpación de lesiones mamarias no palpables mediante una cirugía mínima
A pesar de que en los últimos años ha aumentado la frecuencia de tumores mamarios en la mujer, se ha comprobado que el índice de supervivencia es mucho mayor. Gracias a la sensibilización de la sociedad a realizar controles periódicos, y tambíen porque los tratamientos han mejorado notablemente, estamos descubriendo tumores cada vez más pequeños. Esto repercute en el desarrollo de la cirugía. Habitualmente, la detección de una lesión mamaria tenía como consecuencia la realización de una biopsia, muchas veces innecesaria ya que al ser analizada se detectaba que era una alteración sin peligro. La biopsia clásica lleva consigo que la intervención se realice en quirófano, con anestesia general. Esto supone un riesgo añadido para la paciente. Por esta razón, en un intento de evitar esa operación se han desarrollado distintos equipos médicos, de los que el más avanzado en el sistema ABBI, que permite la localización de lesiones que ni la propia mujer ni el médico pueden palpar. Se trata de unas cánulas de biopsia que permiten la extirpación en un solo bloque de lesiones de hasta 20 mm de diámetro máximo. El especialista dirige una aguja de distinto calibre, entre 5 y 20 mm., con la que extrae el área de mama sospechosa para que pueda ser estudiada microscópicamente. Esta técnica se realiza con anestesia local y de forma ambulatoria. Su mejor indicación son las distorsiones de la arquitectura mamaria. En la mayoría de los casos el diagnóstico definitivo se consigue en 24 horas.
Cirugía mínima
El sistema ABBI actúa sobre la zona concreta de la mama que está afectada, por lo que su fiabilidad es muy alta. La probabilidad de error oscila en un milímetro. Además, al tener más controlados los ganglios axilares, la cirugía que se realiza es mínima. Hace diez años, el 70% de las mujeres con cáncer de mama tenían los ganglios afectados. Actualmente, ese porcentaje se ha invertido. Todas esas mujeres han quedado eximidas de vaciamiento axilar, por lo que no sufren las secuelas propias de una intervención, anestesia general, ni hospitalización.
Cirugía Plástica
Los avances en el campo del estudio y el tratamiento han permitido que aproximadamente un 50% de las mamas afectadas por un tumor se conserven. Sin embargo, eso significa que la otra mitad de los casos requiere de la aplicación de una mastectomía, intervención en la glándula mamaria. La cirugía plástica tiene dos opciones, Por un lado, reconstruir la zona en el mismo momento en que está siendo intervenida, o bien, realizar la reconstrucción cuando se hayan finalizado todos los tratamientos complementarios. El cirujano plástico es quien tiene que decidir cuál es la técnica más adecuada para cada caso. La reconstrucción puede hacerse bien con prótesis o bien con injertos de piel, grasa y músculo de la propia paciente.
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