¿Qué significa recuperar la información?

Lo interesante de almacenar y consolidar una información en la memoria es poder recordarla para utilizarla cuando la necesitemos. Se trata de la función de recuperación de la memoria. Hay varias formas de recordar una información. La primera es la evocación libre: por ejemplo, cuando nos preguntamos qué hicimos hace cinco días o cuando tratamos de encontrar el título de un libro o una película. Después, está la evocación indiciada: tenemos el nombre de alguien en la punta de la lengua y nos esforzamos en vano por recordarlo, hasta que, de pronto, recordamos o alguien nos dice que comienza por R. Con este indicio, el nombre nos viene más rápidamente. Por último, está el reconocimiento: buscamos el nombre de un actor conocido y sabemos encontrarlo entre tres más. Este es el principio en que se basan las preguntas de los exámenes de elección múltiple.

A partir de los 30 años, la capacidad de encontrar informaciones espontáneamente, es decir la evocación libre, se hace más lenta. Pero las capacidades de evocación indiciada y de reconocimiento no disminuyen. Por eso es tan importante aprender dándonos los medios para recordar: indicios, agrupación por categorías, técnicas mnemotécnicas, etc.

Otro dato importante para la recuperación: nuestra memoria es contextual, es decir, recuerda mejor en un mismo contexto. Todo el mundo ha vivido la experiencia. Las vacaciones pueden haber sido maravillosas, pero una vez de vuelta en casa, los recuerdos se diluyen. Al año siguiente, vamos al mismo lugar y, veinte kilómetros antes de llegar, los recuerdos del año anterior empiezan a afluir. Este fenómeno se ha estudiado con los submarinistas: se les pedía que recuperaran, tanto en la superficie como sumergidos, la información que habían adquirido bajo el agua. Para ellos, era mucho más sencillo evocar lo que habían aprendido bajo el agua cuando de nuevo estaban sumergidos en ella.
Con respecto a las emociones sucede lo mismo. Si se aprende o se vive algo en un determinado contexto emocional, será mucho más fácil recordarlo en el mismo contexto emocional. Es el principio de la magdalena de Proust.