Deterioro cognitivo: causas y consejos para frenarlo
¿Qué es el deterioro cognitivo? ¿Qué es la neuroplasticidad? ¿Qué enfermedades neurológicas pueden producir deterioro cognitivo? ¿Cómo podemos prevenir el deterioro cognitivo?
Índice
1. ¿Qué es el deterioro cognitivo?2. ¿Qué es la neuroplasticidad?
3. ¿Qué enfermedades neurológicas pueden producir deterioro cognitivo?
4. ¿Cómo podemos prevenir el deterioro cognitivo?
¿Qué es el deterioro cognitivo?
El deterioro cognitivo es la disminución progresiva de una o varias funciones cognitivas cerebrales, entendidas como tales la memoria, el lenguaje, la atención, la orientación, etc... Esta alteración o disminución de las funciones cognitivas puede ser debido a una enfermedad específica del sistema nervioso, consecuencia de enfermedades sistémicas (o de otros órganos de nuestro cuerpo) o bien puede formar parte de un envejecimiento fisiológico.
El deterioro cognitivo puede ser leve, cuando no influye en las tareas cotidianas de la persona, o más avanzado, lo que constituye una demencia, que es cuando el paciente ha perdido alguna o varias de sus capacidades habituales.
¿Qué es la neuroplasticidad?
Esta es la capacidad que tiene nuestro cerebro de modificar la estructura de las neuronas, la capacidad de generación de nuevas neuronas y la generación de nuevas conexiones neuronales y de redes neuronales. Todo esto se refleja pues en una mejoría y preservación de funciones cerebrales.
¿Qué enfermedades neurológicas pueden producir deterioro cognitivo?
Las principales enfermedades neurológicas que se asocian a un deterioro cognitivo son la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y sus diferentes presentaciones atípicas y la demencia vascular.
Estas enfermedades pueden tener un origen genético, en un porcentaje muy bajo, y entonces suelen tener una presentación precoz y suele haber una historia familiar en la que se aprecia una clara predisposición al deterioro cognitivo. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la causa de la aparición de estas patologías no es debido a un único factor, sino que pueden ser muchos los factores de riesgo que pueden entrar en juego. Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer, se sabe que el tabaquismo, la hipertensión, la hipercolesterolemia, los malos hábitos dietéticos, el sedentarismo, etc... pueden hacer que la persona sea mucho más propensa a la enfermedad. Se sabe también que el estrés o la falta de sueño crónicos también pueden dar lugar a un deterioro cognitivo a largo plazo y por lo tanto constituir un factor de riesgo para la enfermedad de Alzheimer. Incluso hay estudios que han asociado esta enfermedad con la mala higiene bucal debido a la presencia continua de determinadas bacterias en la boca y su paso al torrente sanguíneo.
El hecho de que los factores de riesgo para presentar la enfermedad sean tan variados y el hecho también de que la enfermedad se produzca en el cerebro muchos años antes de que el paciente manifieste los síntomas hacen que se sea muy difícil diseñar un fármaco que realmente sea efectivo para el proceso o curarlo.
¿Cómo podemos prevenir el deterioro cognitivo?
Esta es quizás la parte más importante del artículo, ya que con ella podemos aprender las herramientas para hacernos resistentes este problema de salud que tanto nos preocupa. Estas herramientas son sencillas, sin embargo a veces difíciles de aplicar.
Lo primero que debemos cuidar es la dieta. Esta debe ser la clásica dieta mediterránea, la tradicional de este país, y que no se debe perder. Ha de constar de elementos básicos como la fruta, la verdura y el pescado azul. Deben evitarse los alimentos ricos en grasas saturadas y alimentos procesados o precocinados.
La dieta debe acompañarse de un ejercicio físico moderado, regular y si puede ser al aire libre. El ejercicio físico es un claro promotor de la plasticidad neuronal, esa capacidad de autorregeneración que tiene nuestro cerebro. Además, el ejercicio produce un claro beneficio en nuestra salud mental, disminuyendo la ansiedad y previniendo los cuadros depresivos. Si se practica al aire libre, con una buena exposición a la luz solar, es un claro factor beneficioso para el sueño, ya que va a hacer que segreguemos más melatonina en la noche y nuestro sueño sea de más calidad. Además, se sabe que una buena calidad del sueño hace que la memoria se consolide mejor en nuestro cerebro. El sueño tiene además una función depuradora de nuestro cerebro de las sustancias tóxicas que se generan durante el día. Por lo tanto, un sueño sano es un factor protector para el deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer.
Dr. Fernando Ayuga Loro
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