El duelo y sus etapas III: adaptarse a la ausencia
“Me enfado con las sombras que pueblan los pasillos y me agarro a la ausencia que dejas en mi cama” (J. Sabina).
La ausencia, el significado de la pérdida, la adaptación a un mundo que no está diseñado para vivir sin la persona querida y perdida. Cómo enfrentarse al hueco de la cama tras décadas compartiendo lecho.
Adaptarse a la realidad de la pérdida es sinónimo de enfrentarnos con las ausencias de lo cotidiano, añorar la relación con el fallecido. Este darse cuenta muchas veces empieza alrededor de tres meses después de la pérdida e implica asumir decisiones en solitario, desde las más cotidianas, como poner un solo plato en la mesa en lugar de dos, hasta las más complejas.
Esta tercera tarea o tercer proceso supone al mismo tiempo un descubrimiento en el doliente; tener que enfrentarse a la toma de decisiones en solitario puede hacer crecer interiormente a las personas mediante el descubrimiento de sus fortalezas o por el contrario puede generar una regresión intensa generando sentimientos fuertes de inutilidad, culpa y pérdida del control. Por ello es necesario seguir una serie de consejos que a continuación ofrecemos.
1. Hacer un listado de "ausencias" cotidianas. En este listado enumeraremos las diez situaciones cotidianas en las cuales la ausencia se hace palpable (ver la televisión, comer solo, dormir solo, comprar solo...).
2. Hacer un listado de "ausencia en la toma de decisiones". Este listado es de vital importancia y preferiblemente hay que hacerlo pasado un tiempo y una vez asumidas las ausencias cotidianas. En este listado anotaríamos cómo la ausencia afecta en decisiones importantes como la posible venta de propiedades, aceptaciones de herencias, cambios de titularidad en suministros o cuentas bancarias.
3. Ser conscientes de mis fortalezas. Las decisiones ahora son de una sola persona, es decir, son tuyas, por ello debes de ser consciente de tus fortalezas, ser consciente de cómo has sido capaz de superar otras situaciones difíciles en la vida y cómo fuiste capaz de superar los retos personales hasta descubrir el nuevo "yo" que vas a comenzar a ser.
4. "El colchón emocional". Analiza tu entorno y genera un colchón de ayuda en el que refugiarte o descansar. Este colchón estará compuesto por personas de confianza, por aficiones personales propias, por profesionales de los que tirar en caso de necesitar ayuda. Es importante que tomes conciencia de esa ayuda y sepas cómo, cuándo y dónde poder activarlo.
5. Gestionar los recuerdos. Es un paso muy importante para comenzar a adaptarnos a la realidad de la pérdida. Acciones como sacar la ropa del difunto del armario, organizar la vivienda sin la presencia o consejo del fallecido o gestionar los objetos personales son fundamentales en esta fase.
6. Evitar la culpa, evitar el aislamiento. En numerosas ocasiones el doliente puede sentir culpa por realizar actividades de ocio y tiempo libre sin la presencia de la persona fallecida. Esto suele ocurrir sobre todo cuando la persona fallecida es la pareja o alguno de los hijos del doliente. Es un sentimiento duro. Por ello y siempre evitando forzar situaciones, sé capaz de volver a disfrutar del día a día, de las pequeñas cosas y de los pequeños detalles. De esta manera podrás ir tomando de nuevo las riendas de tu vida.
Manuel Nevado Rey
Doctor en psicología y autor del libro "El Duelo. Crecer en la perdida"
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