Qué medicamentos tomar para el dolor lumbar

El dolor lumbar resulta una de las afecciones más frecuentes entre la población adulta. Los estudios que se han realizado en las últimas décadas arrojan que en torno a un 80% de las personas padecen este tipo de patología a lo largo de sus vidas, especialmente en la franja de edad comprendida entre los 30 y los 65 años. La forma en la que se presenta esta dolencia puede abarcar numerosas manifestaciones. A pesar de ello, los medicamentos utilizados para solventar la problemática tienden a ser comunes y corresponden a los habituales analgésicos, relajantes musculares y antiinflamatorios.

Los medicamentos más efectivos para paliar el dolor lumbar

Los antiinflamatorios son medicamentos muy parecidos en especificaciones a la tan socorrida aspirina. Los facultativos suelen recomendarlos en casos de lesiones producidas en los lumbares debido a la práctica de una modalidad deportiva, ya que en éstas hay que procurar una reducción del impacto del dolor generado por la obvia inflamación de la zona afectada. Algunos de los antiinflamatorios más conocidos son la oxaprozina, la tolmetina, el ibuprofeno, el ketoprofeno y el ácido acetilsalicílico.

Los analgésicos, por su parte, resultan medicamentos que disponen como función principal la de eliminar o sesgar parcialmente el impacto del dolor. Salvo que el médico halle alguna contraindicación, este tipo de fármacos pueden ser utilizados por cualquier persona, durante todas las edades y, además, no suelen reportar efectos secundarios especialmente graves. Disponemos, por un lado, de los analgésicos no narcóticos -paracetamol-, que son usados normalmente para el tratamiento del dolor lumbar moderado y, por otro lado, podemos adquirir analgésicos narcóticos -normalmente codeína-, que se recetan habitualmente para combatir problemáticas físicas muy intensas.

Numerosas dolencias que padecemos en la zona lumbar se encuentran directamente vinculadas con el desarrollo de contracturas musculares. Dado este contexto, los especialistas recomiendan la utilización de relajantes musculares. Los más comunes son los pertenecientes a las familias de los sedantes y de los ansiolíticos. En todo caso, habremos de llevar un cuidado extremo con su ingesta ya que son medicamentos que disponen importantes efectos secundarios.