Ansiedad en los mayores

Preocupaciones desproporcionadas e inquietud constante ?que persisten durante al menos 6 meses? acerca de acontecimientos y actividades normales de la vida diaria, como pequeños problemas de salud, asuntos financieros que hay que resolver, cambios familiares o de relación social...deben hacer pensar en un problema de ansiedad generalizada en personas mayores. A los síntomas psíquicos-irritabilidad, cansancio, dificultad para concentrarse, pérdida de memoria, problemas de insomnio? suelen sumarse síntomas físicos, como dolor torácico, palpitaciones, falta de aliento, dolores abdominales, náuseas, diarreas o estreñimiento, deseos frecuentes de orinar, hormigueo en las piernas...

La raíz del problema

Lo que define la ansiedad generalizada es que la intensidad de los síntomas no guarda ninguna proporción con la magnitud real del problema. Sin embargo, los cambios y amenazas reales -enfermedades, pérdida de seres queridos, pérdida de capacidad financiera- que acechan a las personas mayores en un momento de la vida en el que se sienten menos fuertes pueden estar en la raíz de la ansiedad generalizada en este grupo de edad. También a menudo, los síntomas de ansiedad generalizada coinciden con los de depresión. De hecho, hoy se sabe que:

• El 20% de los las personas mayores de 65 años tienen síntomas de ansiedad generalizada. Aunque puede darse a cualquier edad, es de hecho el trastorno de ansiedad más frecuente en personas mayores de 65 años. Ser mujer y haber padecido ansiedad en la juventud aumenta el riesgo.

• De todas las enfermedades psiquiátricas, la ansiedad generalizada es la que menos probabilidades tiene de presentarse en solitario. Entre el 50% y el 90% de los que la padecen sufren también de otros problemas mentales, como ataques de pánico, fobias, depresión, distimia (una forma de depresión más leve).

• Los expertos creen que la ansiedad generalizada se produce por anomalías en los niveles de algunos neurotransmisores (compuestos químicos que transmiten señales entre las neuronas), especialmente en los niveles de serotonina y ácido gamma aminobutírico. Esta alteración puede ser severa en áreas en zonas específicas del cerebro, como el sistema límbico, que controla la ansiedad y otros estados emocionales o el córtex prefrontal, que tiene que ver con la capacidad de juicio y de planificación.

• La ansiedad generalizada es tratable a cualquier edad. Lo difícil es reconocerla. El problema es que el diagnóstico no resulta tan fácil con personas ya reacias a comentar síntomas psíquicos y porque los propios médicos pueden atribuir los síntomas a problemas físicos. De ahí que muchos pacientes con ansiedad generalizada se pasen años recorriendo consultas de especialistas con la esperanza de que alguno dé con el diagnóstico y el tratamiento definitivo para sus problemas.

• La experiencia ha demostrado que, en presencia de los síntomas indicados, lo mejor es trasladar las dudas al médico de cabecera, que conoce el historial médico del afectado y con quien éste suele tener más confianza, y pedirle que sea el gestor de la "salud general" del paciente.

• El tratamiento puede incluir fármacos y terapia conductual. En mayores se emplean más los antidepresivos -especialmente, inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)-- que medicamentos específicos para la ansiedad, que pueden provocar somnolencia y/o dependencia. La terapia psicosocial incluye ejercicios de relajación, técnicas que enseñan a reemplazar las ideas inquietantes por otras más realistas y a superar situaciones temidas. La combinación de ambas estrategias-fármacos y psicoterapia-ofrece el mayor porcentaje de éxitos. Incluso, esta última puede reducir o hacer innecesario el recurso a los medicamentos. En general, con un diagnóstico y tratamiento apropiado, el 50% de los pacientes mejoran en 3 semanas. El 75% mejoran en un plazo de 6 a 9 meses.

• Para ayudar a los familiares de un mayor a identificar un problema de ansiedad generalizada, los expertos proponen hacerle preguntas como éstas: a) ¿Te preocupa algo últimamente?; b) ¿Te cuesta más que antes resolver los problemas cotidianos?; c) ¿Qué hacías cuando notaste el dolor en el pecho?; d) ¿En qué pensabas cuando se te aceleró el corazón? ...

• Otra pregunta que hay que hacer es si los síntomas coinciden con un nuevo tratamiento farmacológico o mayores dosis del mismo. Algunos fármacos producen síntomas parecidos a los de la ansiedad (problemas respiratorios, temblores, taquicardias... ) Asimismo, el consumo de alcohol, cafeína y estupefacientes pueden exacerbar los síntomas.