¿Cómo ayudar a una persona mayor que está perdiendo la memoria?

¿Cómo ayudar a una persona mayor que está perdiendo la memoria?

No es lo mismo pérdida de memoria que demencia. Vemos cuáles son las diferencias y cómo podemos ayudar ante la pérdida de memoria de las personas mayores.

Cuando una persona mayor comienza a tener problemas de memoria, es normal que surjan preocupaciones y preguntas. Sin embargo, es importante entender que la pérdida de memoria no siempre significa demencia. Existen diferencias clave entre olvidos normales asociados con la edad y trastornos más graves como el Alzheimer. Conocemos cuáles son éstas diferencias, las posibles causas de los olvidos en las personas mayores y, sobre todo, cómo podemos brindarles apoyo, comprensión y herramientas para mejorar su calidad de vida en esta etapa.

¿Qué es la demencia en las personas mayores?

En líneas generales la demencia en las personas mayores se puede definir como la pérdida progresiva de las funciones cognitivas debida a daños o desordenes cerebrales. Esta alteración cognitiva provoca incapacidad para la realización de actividades de la vida diaria.

¿Cómo distinguir entre demencia o pérdida de memoria por edad y Alzheimer?

Realmente la demencia en sí no es una enfermedad sino una serie de síntomas originados por una enfermedad que, de alguna manera, afectan a la función cerebral.

Dicho esto, hablamos de demencia tipo Alzheimer como una demencia primaria o degenerativa cortical, con la aparición lenta de déficits mnésicos, práxicos, afásicos y cambios de personalidad.

La pérdida de memoria por edad afecta únicamente a la memoria, mientras que en la demencia se ven comprometidas otras funciones cerebrales, así como habilidades para desarrollar actividades normales de la vida diaria: dificultad para recordar nombres de personas y/u objetos familiares, facilidad para extraviar cosas, desorientación con pérdidas en rutas habituales, problemas para hacer tareas que antes resultaban sencillas, etc.

En este apartado también puede mencionarse la demencia senil, que provoca el deterioro de la memoria y otras capacidades del razonamiento relacionadas con el lenguaje, el juicio o la percepción, lo que interfiere en la vida cotidiana y, en fases avanzadas, convierten a los pacientes en dependientes. La demencia senil solo se produce después de los 65 años. Es un término antiguo que genera confusión. Demencia no implica que sea senil, como tampoco Alzheimer.

¿Qué síntomas pueden alertarnos de que un familiar puede estar sufriendo demencia o pérdida de memoria?

Hay determinados síntomas o actitudes que pueden alertarnos:

  • Cambios en la personalidad
  • Dificultad para comunicarse
  • Pérdida de memoria
  • Deterioro de la capacidad de movimiento o al caminar
  • Reducción de los niveles de energía
  • Incapacidad para resolver operaciones aritméticas sencillas
  • Problemas de atención y orientación

Cuando aumentan la frecuencia o gravedad es cuando debe solicitarse ayuda con el especialista en Neuropsicología. También cuando interfieren con las actividades de la vida diaria, sean laborales o domésticas.

¿Cómo ayudar a un familiar que está perdiendo la memoria y conseguir que acuda a terapia?

Para la familia muchas veces este momento resulta delicado y estresante. En las etapas iniciales la persona con pérdida de memoria o demencia mantiene una buena autonomía pero aparecen cambios de comportamiento donde pueden experimentar cambios bruscos de humor, aislamiento, enfados por fallos de memoria, desconfían, rechazan o niegan que necesitan ayuda... Todos estos cambios implican un proceso que lleva su tiempo. Muchos familiares se encuentran perdidos, pueden aparecer sentimientos de dudas ante el diagnóstico, negación o falta de conciencia del problema.

Es importante iniciar el tratamiento lo antes posible y no esperar a que los síntomas se agraven. En las etapas iniciales, aunque a veces cuesta, finalmente es el mismo paciente el que decide ir al especialista porque saben que "algo no anda bien".

¿En qué consistirá la terapia para la pérdida de memoria?

En primer lugar deben hacerse las pruebas oportunas por parte del especialista en Neurología, tales como un examen físico, neurológico, pruebas paraclínicas como EEG, TAC, PET, medidas de flujo sanguíneo cerebral regional, punción lumbar, etc.

Posteriormente el neuropsicólogo realiza la evaluación con pruebas específicas, y es cuando se detalla el plan de tratamiento adaptado a las necesidades de cada paciente.

Lo ideal, por ejemplo, para un enfermo que tenga Alzheimer, es acudir a rehabilitación diariamente y trabajar todas las funciones (afectadas y no afectadas), para que las que están intactas sigan estándolo.

¿Cómo serán los resultados tras la terapia para la pérdida de memoria?

A los especialistas que se dedican a ello les gustaría que los pacientes volvieran a su "estado normal". Lamentablemente a día de hoy no existe ni la medicación ni el tratamiento, pero sí existe medicación y rehabilitación cognitiva que intenta que la enfermedad del tipo que sea dentro de la familia de las demencias, vaya lo más lenta posible y que los pacientes sigan siendo autónomos.

Apoyar a una persona mayor que está perdiendo memoria requiere paciencia, empatía y una comunicación abierta. Reconocer la diferencia entre los olvidos normales y los signos de una condición más seria es clave para ofrecer la ayuda adecuada. Recordemos que pequeños cambios en nuestra actitud, como mostrar comprensión y fomentar su independencia, pueden marcar una gran diferencia en su bienestar. Al final del día, lo más importante es acompañarles desde el respeto, el cariño y la sensibilidad, para que se sientan seguros y valorados en esta etapa de su vida.

Amparo Iznaola Muñoz
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