CUIDA DE TU PIEL
La importancia de una hidratación correcta
Una piel hidratada es sinónimo de salud y belleza. Descubre qué es el Factor de Hidratación Natural, así como los tratamientos básicos para una piel sana.
Cuidarse la piel es salud y bienestar, pues hay que tener en cuenta que el envoltorio de nuestro cuerpo es precisamente nuestra barrera frente agentes patógenos externos, por lo que hay que mimarla. Comenzando por una correcta hidratación natural de la epidermis, de la que trataremos a continuación.
Vamos a hablar del agua natural de la piel y su importancia. Porque da igual tener una piel grasa o una piel seca: dependiendo de la cantidad de agua, así tendrás tu barrera protectora.
Y es que el agua es un elemento vital de nuestra piel, pues el cuerpo humano está compuesto de ésta en sus dos tercios, lo que esta permite a nuestras células usar los nutrientes, minerales y elementos químicos valiosos para los procesos biológicos. El agua es la responsable de que nuestra piel esté tersa y sana, pues la deshidratación es la causa principal de la aparición de arrugas y falta de vitalidad.
De ahí que últimamente hayamos escuchado hablar tanto a los medios de belleza y salud del NMF. En realidad, no hacen referencia a otra cosa que al Factor de Hidratación Natural (de ahí las siglas en inglés: natural moisturizing factor). Esto es, una capa natural de la piel compuesta principalmente de agua con otros elementos; sustancias capaces de captar este líquido y mantenerlo dentro de las células.
La función de los componentes del NMF es captar agua no sólo del interior del organismo, sino también del exterior, es decir, de la parte superficial de la piel. De esta forma ayudan a mantener el nivel de hidratación de forma natural. El agua y la grasa forman precisamente el manto hidrolipídico, que nos protege de los agentes externos.
Los niveles de agua y grasa tienen relación con el pH de la piel, que es el que marca el biotipo cutáneo: piel grasa, piel mixta o piel seca.
Aunque el pH varía en función de la zona corporal. Por ejemplo, el rostro debería tener un pH ideal de 5'6 a 5'8 para que no se generen bacterias, ni se infecte la epidermis. Muchas veces, el pH varía o se altera ya que no hay suficiente agua en la piel (una vez más, algo relacionado con el NMF), produciendo una reacción en cadena que puede conllevar diversos problemas: los valores más altos del pH están asociados con enfermedades como la dermatitis atópica o el acné.
Por eso, lo que toca ahora es hablar de la relación existente entre los distintos biotipos cutáneos o tipos de piel y el Factor de Hidratación Natural. Dependiendo del biotipo de piel que tengamos, necesitaremos aportar agua y/o retirar o aportar grasa. Como he mencionado brevemente estos biotipos se dividen básicamente en tres: grasa, mixta y seca.
Siempre tendremos una parte de la epidermis mixta, ya que las glándulas sebáceas están en el eje central del cuerpo, por lo que se tendrá la parte del entrecejo, nariz y barbilla más graso que el resto del rostro pero, dependiendo de cada piel, tenderá a seca o grasa.
Cada biotipo está asociado a unos problemas determinados, marcados por sus niveles de agua y grasa. En los biotipos deshidratados (un subtipo de los grasos y secos, que se caracterizan por falta de agua) el pH y NMF está alterado, desequilibrando la barrera protectora hídrica. La falta de agua hace que la piel se escame y se altere el pH haciendo proliferar las bacterias que infectan las pieles grasas.
En cuanto a los tratamientos, es importante valorar el estado del NMF. Tanto es así que en cualquier tratamiento facial, rejuvenecimiento, control de acné... es una de las partes principales a tratar. Si la piel no está lo suficientemente hidratada quiere decir que no está compensado el pH, por lo que la absorción de todo principio activo va a ser necesariamente deficiente.
Da igual lo que quieras suministrarle a través de cremas, lo va a desechar, puesto que la piel no está estable para aceptar nada. En el Templo del Masaje y en los centros serios lo que se hace es una valoración inicial del estado epidérmico facial, para poder tratar posteriormente la piel de forma individualizada, atendiendo al estado, biotipo y edad de la piel de cada paciente.
El estado de la capa córnea (capa más externa de la piel que contiene queratina) también influye en el equilibrio de la piel. Para tratarla existen los peeling faciales y diferentes productos. Los peelings faciales ayudan a rebajar el engrosamiento de la capa córnea, para dejar penetrar mejor el principio activo del producto. La urea, por ejemplo, es un componente de cremas que ablanda la queratina facilitando la penetración del producto cosmético. Una vez seguros de tener una piel equilibrada, todo tratamiento posterior tendrá los mejores resultados posibles.
Otra vía de penetración es tanto la glándula sebácea como el folículo pilosebáceo, es decir donde nace el pelo. En estos lugares se deposita grasa con suciedad formando los llamados "puntos negros", que son verdaderos tapones por donde el producto cosmético no puede penetrar. Muchas veces con un peeling no es suficiente y tienen que extraerse mecánicamente.
Yo aconsejaría tres tipos de tratamientos -todos ellos con productos de laboratorio que tengan garantías- para tener una piel sana.
3 tratamientos para una piel sana
- Una terapia de higiene personalizada: limpieza facial que restablece el pH de la piel, quitando exceso de grasa y aportando hidratación.
- Una terapia de control de acné específica, pues estas pieles precisan productos concretos para tratar el agua y la grasa natural.
- Y una terapia de hidro-higiene para pieles secas y/o maduras, con una hidratación extra: ionización bipolar que penetra hasta capas más profundas.
Y cuando me preguntan sobre la frecuencia siempre recomiendo cuatro sesiones, es decir una por semana, debido a que la piel tarda un mes (28 días exactamente) en regenerarse, y las células tienen que ser tratadas en todas las capas, una por una. Además, las glándulas sebáceas segregan grasa al exterior cada 7 u 8 días, por lo que hay que retirar el exceso cada semana.
No quiero terminar sin recordar encarecidamente que hay que mantener la piel bien hidratada siempre, pero que sus necesidades van cambiando según la edad. Así pues, a partir de los 40 años hay que complementar la crema hidratante que se emplea habitualmente con una crema nutritiva. Es im-pres-cin-di-ble.
¿Y por qué hay que nutrir la piel? Pues porque la nutrición es el equivalente al alimento para nuestra piel: cuando se nutre correctamente se fortifica la barrera natural se consigue una piel tersa y protegida, es decir "alimentada" correctamente.
Por eso, para combatir los signos del envejecimiento, las arrugas y la falta de elasticidad, densidad y firmeza es fundamental utilizar cremas que lleven un plus de nutrientes. Las cremas nutritivas aportan los lípidos y aceites naturales necesarios para que la piel mejore visiblemente su apariencia y se puedas conseguir un rostro sano, con energía, radiante y más joven.
Maribel Corpa, experta en bienestar y belleza y cofundadora de la cadena Templo del Masaje
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