¿Por qué olvidamos?
¿Tienen un significado los olvidos?
Se nos olvida justo lo que no se nos tenía que olvidar. ¿Es significativo o no que no hayamos recordado esa cita a la que íbamos a acudir sin ganas pero sin otro remedio? ¿Se recuerdan mejor las cosas agradables?
Gracias a la difusión de los trabajos de Sigmund Freud y de otros teóricos del psicoanálisis, se incorporaron al lenguaje cotidiano términos como inconsciente, acto fallido o represión y se empezó a buscar el significado de los olvidos, descuidos y otros fallos de la memoria. Aunque la teoría no sea del todo convincente, se sabe que los olvidos no responden al azar y que suelen tener un sentido. ¿Cuál?
Simplificando, se podría decir que tienen el sentido que nosotros les queramos dar, en función de nuestra propia historia... Y que, en determinados casos, para ser honestos con nosotros mismos, ¡los olvidos hasta «nos convienen»! Por ejemplo, ¿por qué hay hombres que todas las mañanas les piden ayuda a sus esposas porque no encuentran las llaves del coche, cuando sería más fácil que cada noche las dejaran en el mismo sitio?
Una mujer contó en un grupo de trabajo sobre la memoria lo siguiente: su marido, hospitalizado por una peritonitis, le exigía que cada día le llevara el periódico exactamente a las dos de la tarde. El primer día se perdió y llegó al hospital a las dos y media. El segundo día, llegó a la hora, pero... ¡ni se acordó del periódico! ¿Cuál puede ser la explicación de su doble olvido? ¿El cansancio? Quizás. Pero tal vez esa fuera la fórmula que la mujer encontraba para, inconscientemente, rebelarse frente a un marido muy autoritario... Una explicación difícil de reconocer, incluso ante uno mismo.
Índice
1. Los olvidos: ¿Una herramienta de nuestra mente?2. Olvidos en personas mayores: ¿Signos de algo más?
3. ¿Se recuerdan mejor las cosas agradables?
4. Olvidos como parte de la vida: cuando olvidar es saludable
5. Bibliografía
Los olvidos: ¿Una herramienta de nuestra mente?
Los olvidos pueden ser entendidos, en muchas ocasiones, como una especie de válvula de escape de nuestra mente. Freud sostenía que en el inconsciente se acumulan deseos reprimidos, conflictos no resueltos y pensamientos que nuestra mente consciente no quiere enfrentar. En este contexto, los olvidos podrían ser interpretados como pequeños actos de rebeldía interna, una forma en la que nuestro inconsciente encuentra salida para expresar aquello que reprimimos o evitamos en nuestra vida diaria. Cuando alguien olvida un compromiso importante o un detalle que parecía intrascendente, puede que esté reflejando una resistencia inconsciente. Tal vez ese compromiso le causa ansiedad o representa una obligación con la que no se siente plenamente identificado.
Este tipo de olvidos suelen ser más comunes en personas con altos niveles de estrés o en aquellas que experimentan conflictos internos de los que no son completamente conscientes. Por ejemplo, alguien que continuamente olvida tareas relacionadas con el trabajo puede estar expresando, de manera inconsciente, su falta de satisfacción en ese entorno. En este sentido, los olvidos no solo tienen un significado, sino que pueden llegar a ser pistas importantes para entender mejor nuestras emociones y conflictos internos.
Olvidos en personas mayores: ¿Signos de algo más?
A medida que envejecemos, es común experimentar olvidos ocasionales. Sin embargo, los olvidos en personas mayores no siempre responden a motivos emocionales o inconscientes. Con el paso del tiempo, las conexiones neuronales pueden volverse menos efectivas, afectando la memoria y la capacidad para recordar ciertos detalles. Pero, ¿cómo distinguir entre un olvido común y uno que podría ser señal de un problema más grave, como la demencia o el Alzheimer?
Los olvidos frecuentes en personas mayores, como no recordar el nombre de un conocido o perder objetos con frecuencia, pueden ser normales dentro del proceso de envejecimiento. Sin embargo, cuando estos olvidos se vuelven constantes y afectan la vida cotidiana, es importante prestarles atención. Los especialistas en neurociencia y geriatría recomiendan observar si el olvido está acompañado de otros síntomas, como desorientación o cambios en el estado de ánimo. En algunos casos, estos olvidos pueden ser señal de un deterioro cognitivo leve, que, aunque no siempre lleva al Alzheimer, sí es un indicio de que algo está sucediendo en el cerebro de la persona.
La sociedad actual, que valoriza la productividad y la eficiencia, tiende a ver el olvido como un error o un fallo. Sin embargo, en el caso de las personas mayores, es importante comprender que estos olvidos pueden ser parte natural del envejecimiento y no necesariamente un signo de deterioro. Cuidar la salud mental y emocional, mantener el cerebro activo mediante la lectura, los juegos de memoria y la socialización, puede ayudar a reducir la frecuencia de estos olvidos.
¿Se recuerdan mejor las cosas agradables?
Todos conocemos a personas que no parecen tener más que recuerdos agradables y a otras que repiten machaconamente sus desgracias día tras día y que, cuando se les pregunta, confiesan que no pueden dejar de pensar en ellas. Tras 60 ó 70 años de existencia, todos tenemos nuestro propio bagaje de alegrías y penas, minúsculas o inmensas, ¿por qué, entonces, las percepciones varían tanto? Pues porque el equilibrio de cada persona se construye de forma diferente, en función de quiénes eran sus padres y sus abuelos, de lo que le han transmitido, del lugar en el que vive, de la época que le ha tocado, etc. La capacidad para afrontar las crisis de la existencia, para adaptarnos, para considerar la vida de forma positiva o negativa, optimista o pesimista, puede ser mayor o menor. Y, de una forma u otra, afecta a nuestra forma de recordar.
Además, algunos estudios han demostrado que, aunque los recuerdos negativos suelen quedarse grabados de manera más persistente, especialmente cuando se ha experimentado un evento traumático, con el tiempo, la memoria tiende a atenuar su carga emocional. Este proceso de "suavización" de los recuerdos dolorosos es una habilidad del cerebro para permitirnos avanzar. En el caso de las personas mayores, el recuerdo de experiencias positivas puede volverse predominante como una forma de autoafirmación y como un medio para construir una identidad basada en los logros y en la resiliencia.
Olvidos como parte de la vida: cuando olvidar es saludable
Olvidar, lejos de ser siempre un inconveniente, puede tener efectos positivos. Los olvidos nos permiten dejar atrás experiencias dolorosas, mejorar nuestra capacidad para adaptarnos y abrir espacio a nuevas experiencias y aprendizajes. Estudios recientes en neurociencia sugieren que el cerebro humano "elige" en cierta medida qué recuerdos guardar y cuáles dejar ir, con el objetivo de optimizar el uso de los recursos mentales y preservar la salud emocional.
Este fenómeno es especialmente importante en las personas mayores, para quienes los olvidos pueden ser una forma de "filtrar" la información y centrarse en aquello que realmente tiene un valor emocional. Aceptar el olvido como una parte natural de la vida ayuda a reducir el estigma asociado con la pérdida de memoria y permite a las personas vivir de manera más plena y consciente en el presente.
Los olvidos forman parte de la naturaleza humana, desde los pequeños fallos de memoria que sufrimos en el día a día hasta aquellos que se vuelven más evidentes con la edad. La interpretación de estos olvidos varía según el contexto, la edad y las experiencias personales de cada individuo. En el caso de las personas mayores, los olvidos pueden ser una manifestación natural del proceso de envejecimiento o un síntoma de algo más complejo que debe ser atendido con sensibilidad y atención. Al final, los olvidos también son una manera de vivir el presente, de soltar el pasado y de dar espacio a nuevas experiencias que seguirán formando parte de nuestra historia.
Bibliografía
- Freud, S. (1901). La psicopatología de la vida cotidiana.
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