Afecta especialmente a las mujeres

Combate la osteoporosis

Combate la osteoporosis

La mitad de las mujeres mayores de 50 años y la mayoría de las que superan los 70 la padecen. Y con el paso del tiempo, el riesgo de los hombres de padecer la enfermedad también se incrementa.

La osteoporosis es una enfermedad caracterizada por la pérdida de masa ósea y el deterioro del tejido óseo. La consecuencia es una mayor fragilidad de los huesos y un mayor riesgo de fracturas, en especial de cadera, columna vertebral y muñeca.

El aumento de fragilidad de los huesos es, esencialmente, consecuencia del paso de los años, incluso aunque intervengan otros factores de riesgo (antecedentes familiares de osteoporosis, tabaquismo, sedentarismo, delgadez...). En las mujeres, la pérdida de masa ósea se inicia incluso antes de la menopausia; después, la pérdida se acelera bruscamente, debido a que el organismo femenino deja de fabricar las hormonas necesarias para la protección de los huesos.

Es, por tanto, esencial prevenir la pérdida de hueso ligada a la menopausia. Hasta hace poco, la prevención reposaba en el tratamiento hormonal sustitutivo (THS), que compensaba la pérdida de hormonas. Sin embargo, estudios recientes han relacionado este tratamiento con un mayor riesgo cardiovascular y de cáncer de mama, por lo que su empleo se ha restringido y debe ser valorado en cada caso por el médico. Por supuesto, existen otros medicamentos eficaces, sobre todo, los «bifosfonatos», que no solo frenan la pérdida de masa ósea, sino que consiguen recuperar hueso. La prueba que permite valorar la densidad ósea se conoce como densitometría. Hoy se recomienda dicha prueba a todas las mujeres en edad menopáusica.

Una buena alimentación y un estilo de vida que incluya actividad física regular (preferentemente al aire libre, porque la luz solar es la mejor fuente de vitamina D, que ayuda a «fijar» el calcio) son esenciales para prevenir la pérdida de masa ósea. Por el contrario, el sedentarismo es un importante factor de riesgo de osteoporosis. Hay que recordar que el hueso es un tejido vivo, que se destruye ?se renueva continuamente, por ello requiere el calcio y el fósforo necesarios para reconstruirse. Una dieta rica en calcio (con productos lácteos y otros, como las sardinas en aceite con su espina, el brécol o las nueces pacanas) es esencial para la salud de los huesos. Hoy se sabe también que las frutas y verduras, y en general los productos de origen vegetal, desempeñan un papel protector del hueso. En consecuencia, hay que incluir estos productos en la dieta.

 

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